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La protección de las aves playeras migratorias de la costa del Pacífico latinoamericano galardonada por la XX edición de los Premios Fundación BBVA a la conservación de la Biodiversidad

Coordinado por la Asociación Calidris (Colombia) este esfuerzo colectivo, reúne a socios de 11 países que tienen costa en el Pacífico latinoamericano, desde México hasta Chile, quienes vistan 148 humedales de la costa del Pacífico. De esta red también hacen parte dos socios de Estados Unidos y Canadá. Foto: Quetzalli Nicaragua El Proyecto de las aves playeras migratorias del Pacífico americano, coordinado desde Colombia por la Asociación Calidris, ha sido premiado en la modalidad de Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en Latinoamérica.  Según El Jurado esta actuación ha sido desarrollada en una “amplia franja geográfica, alineando la fundamentación científica y la participación de la sociedad, desde México hasta Chile, englobando 148 humedales costeros en 11 países. sobresalen las acciones de conservación informadas y evaluadas científicamente, la creación de bases de datos disponibles para la comunidad científica, y el éxito en la mitigación de las perturbaciones humanas en las poblaciones de aves playeras”.   El Proyecto de Aves Playeras Migratorias   El Proyecto de Aves Playeras Migratorias nació en 2011 como una red de organizaciones dedicadas a realizar conteos científicos de aves playeras en los lugares por donde migraban. Catorce años más tarde, aglutina a organizaciones de los 11 países que tienen costa en el Pacífico latinoamericano, desde México hasta Chile, convirtiéndose así en un apoyo clave para la conservación de estas aves y fortaleciendo las comunidades que viven en torno a sus ecosistemas.   Cuando Luis Fernando Castillo, director de la Asociación Calidris, cursaba la asignatura de Ecología de Aves Marinas y Playeras en la Universidad del Valle (Colombia), un grupo de estudiantes se organizó para anillar las aves que pasaban por las playas colombianas durante su migración, y liberarlas con la esperanza de que su esfuerzo contribuyera a estudiar mejor su comportamiento. “Por aquel entonces —recuerda Castillo—, el estudio de las aves playeras era muy novedoso. Pero nos resultaba muy excitante pensar que estábamos contribuyendo a un ejercicio mucho más grande, que nuestra playa estaba conectada con Alaska y con la Patagonia”.   Aquel grupo pronto se constituyó en la Asociación Calidris, y, dado el carácter migratorio de las aves, enseguida comenzó a interactuar con otras iniciativas similares de otros países. Apoyados por el Servicio Forestal de Estados Unidos, concibieron un proyecto de monitoreo que integrara toda la región que abarcaban aquellas aves. Se fueron sumando más países paulatinamente y, desde 2019, el proyecto integra a Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México, incorporando además a organizaciones en los dos países del Pacífico norteamericano, Estados Unidos y Canadá. Foto: Fernando Castillo / Asociación Calidris. Pacífico colombiano Foto: Daniel Imbernón / ROC. Desembocadura del río Mataquito (Chile) Además, los conteos de aves revelaron qué actividades humanas podían amenazar su subsistencia, y la red ha pasado a involucrarse directamente en la conservación de estos animales a través de diversas actividades. “Las personas que están en la playa divirtiéndose a veces piensan que su comportamiento no genera efectos”, explica Diana Lucía Eusse, investigadora asociada a Calidris y coordinadora del Proyecto. Sin embargo, los tiene.   De acuerdo con Eusse, “Una herramienta clave para mitigar este impacto han sido los festivales de aves, que han permitido contarle a la gente de una manera amable la importancia de las aves, y además, se ha trabajado con inmobiliarias para crear zonas de exclusión que permitan que la playa se comparta entre aves y humanos en ciertas épocas del año”.   La comunidad es clave para la conservación de las playeritas   En otros casos, la red ha comprobado que, para conservar las aves, es clave involucrar a la población local: “Esa ha sido la historia de Calidris”, apunta Castillo, “pasar de contar aves a pensar en cómo trabajas con la gente y atiendes sus necesidades”. “En Colombia y en otros lugares de Latinoamérica, los sitios biodiversos son compartidos por personas en algunos casos con situaciones complejas en términos de capital físico, educativo y de salud”, agrega Eusse. “Y a veces nosotros, en el estudio de la biología, somos capaces de llegar a sitios donde nadie más llega. La conservación de las aves también consiste en fortalecer la capacidad de agencia de las comunidades locales, porque cuando trabajas con las comunidades, se refleja en la naturaleza”.   Además, se han forjado lazos con productores de sal y de camarones en diversos países. En ambos casos, se han establecido recomendaciones para establecer niveles de agua en las piscinas tanto de sal como de camarones que permitan que las aves descansen y se alimenten allí. Pero la clave para que estas recomendaciones se lleven a la práctica, ha sido resaltar los beneficios económicos que aportan a los productores, en cuanto a imagen corporativa y también entendiendo que la presencia o no de aves puede indicar que estas piscinas estén en mal estado y necesiten de intervención. Foto: Luis Fernando Castillo / Asociación Calidris. Pacifico colombiano Foto: Diana Eusse / Asociación Calidris. Camaronera en Honduras “Ha sido uno de nuestros grandes aprendizajes como conservacionistas: el objetivo no es que todo produzca dinero, pero para tener éxito hay que poder hablar en términos de sostenibilidad en la producción”, argumenta Eusse.   Uno de los retos fundamentales que la red aborda diariamente es la grandísima diversidad entre las organizaciones participantes: “La realidad en cada país es diferente, la situación política, económica, los habitantes, entre otros. Por eso es necesario involucrar las necesidades y particularidades de cada lugar”, destaca Castillo, quien agrega que las reuniones frecuentes y la capacidad de escucha emergen como las claves de su éxito en este sentido. De esta manera, la red promueve que todo el trabajo se realice localmente: “el proyecto ha sido una forma de posicionar a Latinoamérica y de dar a conocer que la gente de aquí también está capacitada”, concluye.   Este proyecto favorece principalmente a 28 especies de aves playeras que usan el corredor migratorio y hábitats tropicales, subtropicales y de la zona templada sur, entre los que se cuentan planos intermareales, marisma, manglares, estanques… Seguir leyendo La protección de las aves playeras migratorias de la costa del Pacífico latinoamericano galardonada por la XX edición de los Premios Fundación BBVA a la conservación de la Biodiversidad

AviList une a las especies de aves del mundo proporcionando un lenguaje común a los conservacionistas 

La publicación de AviList significa que, por primera vez, los conservacionistas disponen de una lista mundial unificada de las especies de aves que habitan la Tierra.  AviList, la primera lista mundial unificada de especies de aves, ya está disponible.   AviList contiene 11.131 especies, 19.879 subespecies, 2.376 géneros, 252 familias y 46 órdenes.  Esta nueva lista ayudará a los científicos a aclarar las prioridades de conservación     Hoy se ha publicado AviList, una nueva lista mundial unificada de especies de aves y taxonomía. Con 11.131 especies, 19.879 subespecies, 2.376 géneros, 252 familias y 46 órdenes, esta nueva lista reúne el pensamiento global sobre lo que constituye una especie y da un vuelco a nuestra comprensión del mundo aviar.    En palabras del Dr. Stuart Butchart, científico jefe de BirdLife International: «El desarrollo y la adopción de una única lista taxonómica mundial unificada para las aves beneficiará a la conservación, eliminando la actual confusión e incertidumbre derivadas de la existencia de múltiples listas. Facilitará a los observadores de aves, científicos, responsables políticos y conservacionistas compartir información, utilizar y vincular diferentes plataformas en línea, y compartir una comprensión común de la distribución, ecología y prioridades de conservación de las aves.»   Hasta ahora, ornitólogos y observadores de aves han utilizado una selección de listas globales, cada una con su propio razonamiento sobre lo que constituye una especie específica de ave. La visión unificada de AviList ha llevado cuatro años de trabajo al Grupo de Trabajo sobre Listas de Aves, integrado por representantes de BirdLife International, el Laboratorio de Ornitología de Cornell, la Sociedad Americana de Ornitólogos, la Unión Internacional de Ornitólogos y Avibase. La nueva lista sustituirá a las del Comité Ornitológico Internacional (COI) y Clements y se actualizará anualmente.    El Dr. Paul Donald, representante de BirdLife en AviList, ha declarado: «El proceso ha durado casi cuatro años, ya que había que resolver cientos de diferencias entre las distintas listas y cada una de ellas exigía que el equipo reuniera y considerara todas las pruebas. El proceso nos permitió desarrollar una perspectiva totalmente nueva sobre las aves del mundo , y AviList debería convertirse en la referencia estándar sobre la diversidad aviar mundial en las próximas décadas».  Con nuestro trabajo de conservación en todo el mundo protegiendo a las especies más vulnerables y manteniendo comunes a las aves comunes, BirdLife International hará la transición de nuestra lista actual a AviList en los próximos años. De este modo nos aseguramos de seguir ayudando a las poblaciones a prosperar y de que la Lista Roja de la UICN esté al día de las últimas actualizaciones de su situación. Una vez que esté totalmente alineada, los beneficios para el trabajo taxonómico sostenible, la autoridad mundial y la claridad en las prioridades de conservación serán inmensos, y la DataZone de BirdLife, la Lista Roja de la UICN, eBird de Cornell Lab y Birds of the World serán directamente compatibles.    Marshall Iliff, miembro del equipo de AviList y jefe del proyecto eBird en el Laboratorio Cornell, ha declarado: «Al intentar proteger las aves a escala mundial, es importante asegurarse de que todos hablan el mismo idioma y los datos coinciden».    El lanzamiento de AviList es un gran hito en el mundo de la ciencia aviar. La nueva lista de control se publica libremente en https://www.avilist.org/. y puede descargarse íntegramente de forma gratuita. Puede descargarse completa o como «versión abreviada» que contiene sólo los campos más esenciales, en formatos .xlsx y .csv.   (Phalaropus tricolor) Carlos Ruíz / Asociación Calidris Para más información, póngase en contacto con  Julia Migné, Directora de Comunicación de BirdLife International  julia.migne@birdlife.org    Acerca de BirdLife International  BirdLife International es la única asociación mundial para la conservación de las aves y de toda la vida en nuestro planeta. Existimos para dar una sola voz a la naturaleza, y para unir y fortalecer la conservación más allá de las fronteras. Estamos formados por más de 120 organizaciones conservacionistas de todo el mundo y un Equipo Global. Trabajamos codo con codo, abordando algunos de los problemas más acuciantes del mundo natural. Juntos, somos la autoridad mundial en materia de aves. Tenemos oficinas regionales en Ammán, Bruselas, Cambridge, Dakar, Nairobi, Nueva York, Quito, Santo Tomé y Príncipe, Singapur, Suva y Tokio, y más de 13 millones de miembros individuales y simpatizantes. Más información en: www.birdlife.org/how-we-work      Acerca del Laboratorio de Ornitología de Cornell  El Laboratorio de Ornitología de Cornell pretende interpretar y conservar la diversidad biológica de la Tierra a través de la investigación, la educación y la ciencia participativa centrada en las aves y la naturaleza. Transformamos los datos en conocimiento siendo pioneros en nuevas técnicas en la interfaz de la ciencia participativa, el aprendizaje automático y la visualización de datos. Más información en birds.cornell.edu. 

¡Más de 70 personas participamos en el encuentro de Amigos de Ero, el Ostrero!

El pasado 3 de mayo, con la participación de docentes y estudiantes de las Instituciones Educativas (IED) Las Flores, San Vicente de Paul y San Nicolas de Tolentino; así como representantes de Atlantico Birding, de la Sociedad de observadores de aves del Atlántico y de la Secretaría Distrital de Educación de la Alcaldía de Barranquilla, realizamos el cierre del XI Festival de Aves Migratorias del Caribe colombiano (FAMCA). Luis Fernando Castillo / Asociación Calidris La sede de este evento fue justamente la Institución Educativa Distrital Las Flores ubicada en Barranquilla, en donde los niños liderados por la profesora Queenie Terán nos compartieron sus expresiones artísticas inspiradas en la especie emblemática del festival, el ostrero (Haematopus palliatus). Los estudiantes además de exponer sus espectaculares pinturas del ostrero construyeron una marioneta gigante de la especie, la cual bailó la canción oficial del ostrero.   Por su parte la profesora Katherine Parrado de la Institución Educativa Distrital San Vicente de Paul, mostró a los asistentes como el ingenio de sus estudiantes se hizo presente a través de letanías sobre el ostrero y a través de sus disfraces mientras alusivos a diferentes especies de aves presentes en la Ciénaga de Mallorquín, tales como la reinita dorada (Protonotaria citrea), el chorlo gris (Pluvialis squatarola) y por supuesto el ostrero. Así mismo, el grupo Ciencia, Sociedad y Tecnología (CISOTEC) de la Institución Educativa San Nicolas de Tolentino de Puerto Colombia, Atlántico, nos enseñó como el pico y las alas del ostrero pueden ser toda una inspiración para buscar la solución a problemas ambientales a través de la biomimética. Yanira Cifuentes / Asociación Calidris Yanira Cifuentes / Asociación Calidris Adicionalmente, Johana Figueroa, rectora de esta institución, lideró la creación de una versión folclórica de la canción de Ero, el ostrero, la cual fue interpretada con instrumentos típicos de la región Caribe, que se complementó con el baile de la reina Nacional intercolegial de la cumbia preinfantil. Además, a través de un conversatorio, los niños de las tres IED, trataron temas relacionados con la conservación de los hábitats del ostrero y propusieron acciones que pueden implementarse desde sus hogares y colegios.   El encuentro de amigos de Ero, el ostrero, contó con la asistencia de más de 70 personas, en su mayoría niños, niñas y adolescentes a quienes agradecemos por todo su entusiasmo, creatividad y compromiso; así como a sus docentes quienes se esmeraron por promover el interés en una especie de ave como el ostrero, la cual junto a otras aves migratorias ya iniciaron su viaje de regreso a sus sitios de reproducción en Norteamérica y a las cuales esperamos que vuelvan en septiembre para iniciar la versión XII del FAMCA.   ¡Por las aves con la gente!   Para más información: Yanira Cifuentes Investigadora Asociada Asociación Calidris ycifuentes@calidris.org.co

Iscuandé: una conquista histórica por la vida, el territorio y la naturaleza

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El pasado 25 de marzo de 2025 quedará grabado en la memoria de muchas personas y, sobre todo, en el corazón del Consejo Comunitario de Comunidades Negras Esfuerzo Pescador, en la costa pacífica nariñense. Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo Ese día, la Corte Constitucional de Colombia, respondiendo a la tutela presentada por José Kenedy Caicedo Sinisterra, en representación del Consejo Comunitario y dio un paso histórico en la defensa de la justicia territorial y la justicia ambiental.   Mediante la Sentencia T-105 de 2025, se reconoció por fin un derecho largamente esperado: el de titular colectivamente las tierras de manglares y bajamar que ancestralmente han habitado y cuidado las comunidades negras, raizales y palenqueras.   Este fallo rompe viejas barreras jurídicas y confirma algo que siempre supimos y defendimos junto a ellos: que los territorios étnicos y los bienes comunes pueden y deben coexistir para el bien de la naturaleza y de las culturas que la habitan y la protegen.   Una historia compartida de confianza y conservación   Nuestra historia con el Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador comenzó hace ya más de 20 años. Fue en 2004 cuando llegamos por primera vez a este territorio colectivo, guiados por las voces de los funcionarios del Parque Nacional Natural Sanquianga, quienes nos hablaron de un lugar mágico: un bajo intermareal conocido como “La Cunita”, donde miles de aves playeras se congregaban para descansar.   Aquel primer encuentro con el territorio y con su gente marcó el inicio de una profunda y larga relación. A lo largo de estas dos décadas hemos compartido mucho más que proyectos y visitas de monitoreo de aves, hemos compartido la vida.   Hemos celebrado un Acuerdo de Conservación, reconocimientos nacionales e internacionales, la declaración de “La Cunita” como Sitio de Importancia para Aves Playeras. Se interiorizo y posicionó la captura de la piangua de taller reglamentaria. Hemos trabajado juntos en el campo durante cientos de horas, participando en reuniones, asambleas y buenas conversaciones.   Pero también hemos estado juntos en los momentos difíciles: desplazamientos forzados, un terremoto, una pandemia. Y hemos sido testigos de nacimientos, matrimonios, graduaciones y despedidas. Porque cuando se camina junto a una comunidad durante tanto tiempo, los lazos que se tejen van mucho más allá de lo profesional. Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo Un sueño cumplido: el territorio es de quienes lo cuidan   Durante todos estos años, un anhelo común estuvo presente: lograr la titulación colectiva de las más de 14.000 hectáreas que hacen parte del territorio ancestral del Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador. Sabíamos que este reconocimiento no solo era un acto de justicia, sino una condición indispensable para garantizar la existencia, la autodeterminación y la autonomía de esta comunidad profundamente ligada a su territorio.   Hoy, con enorme alegría y orgullo, celebramos junto a ellos este logro histórico. Sabemos cuánto esfuerzo, paciencia y resistencia se necesitaron para recorrer este largo camino.   La decisión de la Corte Constitucional no solo reconoce derechos sobre la tierra. Reconoce también el conocimiento tradicional y el manejo ambiental que esta comunidad ha ejercido en sus manglares, sus esteros y sus planicies intermareales. Reconoce su papel insustituible en la conservación de ecosistemas estratégicos para miles de aves playeras que viajan cada año buscando un refugio, alimento o descanso.   Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo Como amigos y socios del Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador, esperamos seguir caminando juntos, aprendiendo y trabajando por un territorio vivo, digno y libre. Porque conservar es también reconocer, valorar y defender a las personas que cuidan la naturaleza con amor y desde siempre.   ¡Por las aves, con la gente!   Para más información Luis Fernando Castillo Director Asociación Calidris calidris@calidris.org.co

El Censo Neotropical de Aves Acuáticas – CNAA: historias que vuelan 

Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo

El Censo Neotropical de Aves Acuáticas (CNAA) es una actividad que realizamos dos veces al año: en febrero y en julio. En estas jornadas todos podemos participar y aprender sobre cuáles son esas especies de aves que habitan los humedales del valle geográfico del río Cauca. Iguazas (Dendrocygna) Asociación Calidris / Dina Luz Estupiñán Estos datos nos permiten conocer cómo cambian las abundancias de las aves acuáticas, además, cómo están cambiando los sitios. Por eso, este conteo tiene muchas historias para contarnos. Historias que se construyen entre todos, porque más que una actividad de ciencia, es un momento de reconocernos como parte de los ecosistemas.    Así, los tres sábados del mes de febrero, 28 personas madrugamos a visitar quince humedales. Entre estos, los que hacen parte de las madreviejas y arrozales del norte del Cauca y el sur de Jamundí, pasando por humedales urbanos y finalizando en los grandes humedales del centro del Valle, en su gran mayoría asociados a la Laguna de Sonso.  Todos llevamos en común la felicidad que despierta la observación de aves y la emoción de saber qué nos vamos a encontrar. De algo estamos seguros, siempre hay algo nuevo por ver.    Tratamos de llegar antes de que salga el sol, nos terminamos de despertar, tomamos un poco de café y alistamos nuestros equipos infaltables: binoculares, telescopio, trípode y guías de aves. Esta vez hicimos nuestro piloto usando eBird para subir los datos del CNAA, eso sí, sin dejar nuestra gran compañera: la bitácora, libreta donde apuntamos eso que nos queremos llevar en la memoria escrita, con el fin de corroborar información. Polla gris (Gallinula galeata) / Asociación Calidris / Dina Luz Estupiñán Garcita rayada (Butorides striata) / Asociación Calidris / Fernando Castillo Contamos aves sin parar desde las 6:00 hasta las 11:00 am. Durante los recorridos, registramos todas las aves, atentos a observar y escuchar las que están dentro del humedal o en la vegetación alrededor. Las observamos sin prisa, en silencio, sin alterarlas, al fin y cabo, ese es su espacio. Hay que registrar todo, incluyendo cómo está el hábitat, y si notamos alguna alteración, estos datos nos dan una idea de cuánto cambian los sitios y se puede deducir cómo esto afecta o no a las poblaciones de aves acuáticas.   En el camino nos encontramos con el pescador que va a su faena, con una sonrisa de orgullo nos cuenta que, antes él encontraba muchas aves en el humedal y que eso significaba que había muchos peces, pero, “el humedal ha cambiado, ahora no hay muchas de esas aves (refiriéndose a las pollitas de agua o los patos).  Hay que hacer algo para que vuelvan”.    Principales resultados  Todas las aves cuentan y este censo es una invitación a seguir protegiendo los ecosistemas de estos humedales tan importantes para toda la biodiversidad y para la humanidad. Este es el llamado para seguir celebrando no solo en el mes de febrero, sino todo el año: “proteger los humedales para nuestro futuro común”. Hagamos de este planeta un lugar para todos y todas.    Agradecemos a las personas que participaron y aportaron a estos datos. Los invitamos a vernos en nuestra jornada del mes de julio.  ¡Por las aves, con la gente!   Para más información: Dina Luz Estupiñán Coordinadora CNAA Valle del Cauca  dina.estupinan@calidris.org.co 

El astillero dormido en el tiempo

Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo

Cada mes de febrero, desde hace más de una década, el equipo de monitoreo de aves playeras visitamos el Parque Nacional Natural Sanquianga, en la costa pacífica de Nariño, para realizar el conteo de aves en los planos lodosos de esta área protegida. Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo Como siempre, el hospedaje es en Los Mulatos, una pequeña comunidad a orillas del océano Pacífico, conocida por ser el hogar de los «culimochos», hábiles carpinteros navales descendientes de vascos (según cuenta la historia) que, durante generaciones, construyeron gran parte de la flota de cabotaje que surcó estas aguas. La tarde avanza pesada; había llovido todo el día, empapando la tierra y el aire con ese frío extraño que a veces se siente en estas tierras de calor perpetuo. El cielo, cubierto por un manto gris, parece más bajo, oprimiendo la inmensidad del manglar que se extendía a nuestro alrededor. Navegamos por el estero rumbo al astillero de «El Cacao» en compañía de Lucho, nuestro anfitrión en el pueblo y, esta tarde, nuestro guía. Como descendiente directo de los culimochos, conoce cada rincón de estos esteros y cada sendero oculto entre las raíces enmarañadas del manglar. Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo “Hace rato que no se hacía uno”, comentó Lucho al señalar un claro entre los árboles, donde asoman las primeras estructuras del astillero. En otros tiempos, este sitio vibraba con el golpeteo incesante de martillos y el crujir de la madera bajo el filo de los cinceles. Regresar al astillero fue como viajar en el tiempo. El lugar parecía detenido en un letargo forzado, enmudecido desde 2008, cuando una prohibición estatal impidió la construcción de barcos fuera de Buenaventura por razones de seguridad nacional. Desde entonces, quedaron atrás los días en que el golpe seco del mazo contra la madera y el crujido de las embarcaciones naciendo bajo las manos encallecidas de los carpinteros navales llenaban de vida este rincón del Pacífico. El astillero es una estructura sencilla hecha con puntales de madera y techo de zinc que protege al barco en construcción. Caminamos entre sus costillas de madera y repasamos con la mirada los tablones que mantendrán a flote una nave capaz de desafiar al océano. Lucho nos habló con nostalgia: en sus mentes estaban los planos y el conocimiento ancestral para dar forma a cada pieza, para que la quilla encajara y se convirtiera en la columna vertebral del barco. Pero, a su alrededor, el silencio del astillero habla de un futuro incierto: los jóvenes ya no se quedaban en la playa, la madera cedió paso a la fibra de vidrio y al metal, y con ello, los barcos de linaje artesanal navegaban rumbo a la extinción. Foto: Asociación Calidris / Luis Fernando Castillo El sol desciende en el horizonte cuando nos alejamos del astillero. En la brisa aún flota el olor de la madera recién cortada. Tal vez sea la última vez que lo sintamos así, tal vez no haya un próximo barco. Tal vez, cuando regresemos, solo quede la playa, el rumor del mar y la memoria de las embarcaciones que un día nacieron en este rincón de nuestro Pacífico. «Esto no es solo un oficio», dice Lucho. «Es nuestra forma de ser, de vivir el mar». El barco que permanecía inmóvil en el astillero era más que una nave: era un testimonio de resistencia, un último intento por desafiar el olvido. Pero, ¿quién tomará el mazo cuando las manos de estos hombres ya no puedan sostenerlo?   Escrito por: Luis Fernando Castillo Director  Asociación Calidris calidris@calidris.org.co

A ritmo de marea contamos las aves playeras del Pacífico colombiano

¿Cómo saber cuántas aves playeras frecuentan el Pacífico colombiano? ¿Hay menos ahora? Esta es la historia de cómo contamos a esas incansables viajeras que ocupan las orillas del mar y de los humedales en esta región mágica. Egretta thula. Foto: Asociación Calidris / Fernando Castillo. La costa pacífica de Colombia, ubicada en el corazón del Chocó biogeográfico, es uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta. Paradójicamente, su escaso desarrollo en infraestructura vial y urbana ha permitido que los manglares más altos y frondosos sobrevivan, acompañando el vaivén de la marea como silenciosos guardianes.   En medio de estos paisajes realizamos los conteos de estas aves que ocupan las orillas o playas de los humedales, de ahí viene el nombre de aves playeras aves playeras. Prepararse para adentrarse en estos entornos no es tarea fácil. Llegar a rincones remotos, ya sea por vía aérea o marítima, implica planificar hasta el último detalle. Lo que no llevemos será difícil de conseguir.   Nuestros planes siempre incluyen pedir posada a las familias locales y abastecernos en ciudades como Buenaventura, Cali o Guapi. Es vital coordinar el transporte, asegurar la disponibilidad de combustible y, por supuesto, conocer los horarios de marea. En el Pacífico colombiano, la marea puede subir hasta cuatro metros, transformando radicalmente el paisaje y nuestras posibilidades de acceso.   Como buenos biólogos y ornitólogos, no olvidamos nuestros equipos ópticos, bitácoras de campo, rapidógrafos o lápices, GPS, ropa para el sol y la lluvia, agua, medicamentos personales e insumos de primeros auxilios. Todo cuidadosamente empacado en bolsas plásticas y cajas secas para evitar que se mojen en la lancha. Fotos: Asociación Calidris Una vez todo está todo planeado, empacado y acordado, emprendemos el viaje. Llegamos un día antes de empezar las jornadas, para alcanzar a desempacar, adaptarnos y estar listos al amanecer. Desde Cali tomamos un avión con destino al municipio de Guapi (viaje corto) o un carro hasta Buenaventura, y de allí una embarcación que nos lleva entre manglares, esteros o mar abierto hasta nuestro destino final en costa del departamento de Nariño (viaje largo).   Al día siguiente, antes de que el sol asome, comenzamos los conteos. Cuando la marea está alta, las aves se agrupan a descansar en pequeñas porciones de playa, creando un espectáculo de cientos, a veces miles, de individuos. Al bajar la marea, se dispersan por los lodos, buscando alimento.   La marea determina nuestros pasos tanto como los de las aves. Si queremos registrarlas agrupadas en sus sitios de descanso, salimos con marea alta. Pero si el objetivo es observarlas alimentándose, como en el Proyecto de Aves Playeras Migratorias, esperamos que la marea esté bajando o subiendo. En ocasiones, si la marea está demasiado baja, las aves se alejan tanto que apenas podemos verlas, o simplemente no podemos navegar por los esteros. Bandada mixta. Foto: Asociación Calidris / Fernando Castillo El calor también juega un papel importante. Con temperaturas que superan los 30 grados, la mejor hora para trabajar es temprano en la mañana. A pesar de los años de experiencia, madrugar sigue siendo un reto para algunos de nosotros.   Ya en el sitio, organizamos el equipo y montamos un toldo para protegernos del sol. Los conteos se hacen en pareja: uno observa con el telescopio o binoculares, mientras el otro anota.  La técnica de conteo es sencilla pero precisa: usamos el telescopio o los binoculares como un campo cerrado de visión y dictamos la especie y el número de individuos. “23 Calidris mauri, 7 Calidris pusilla, 2 Numenius phaeopus…” Así, durante minutos que a veces se sienten eternos bajo el sol.   Para las especies más abundantes usamos contadores manuales. Es curioso cómo el ojo identifica el ave y el dedo pulsa el contador casi sin pensar, mientras seguimos dictando otras especies. Foto: Asociación Calidris Foto: Asociación Calidris En medio del trabajo, hay tiempo para pequeños placeres: un sorbo de café y un pan mantequilla de la Panadería Las Cuero, de Guapi. A eso de las 8 am, el desayuno es sagrado. Las delicias preparadas por las mujeres del Pacífico son una fiesta para el alma: “tapao de pescado”, arroz con coco, huevo revuelto…    Este momento ocurre en algún recodo del estuario, mecidos por el movimiento de la lancha al ritmo de las olas y el viento, lejos del manglar para evitar que nos molesten los insectos más incomodos, los jejenes. A lo lejos, el canto de las aves y las voces de pescadores y piagueras acompañan nuestra pausa.   Al final del día, regresamos al pueblo. Un almuerzo con mariscos frescos y arroz con coco, aliñados con productos de las azoteas nos espera. Luego limpiamos los equipos, eliminamos el salitre con agua dulce y revisamos los datos. Consultamos guías de campo, compartimos fotos con colegas y, a veces, mapeamos nuestras rutas con GPS, maravillándonos de todo lo recorrido. Entonces caemos en cuenta del porqué, el cansancio y la sensación de seguir embarcados se mantiene.  Cada jornada es similar en rutina, pero nunca en resultados. Tres o cuatro días embarcados, bajo el sol o la lluvia, conscientes de los afortunados que somos de estar ahí, compartiendo historias y paisajes que cambian cada seis horas. Así, ya son cerca de 13 años repitiendo 2 ó 3 veces al año, estas mismas salidas.    Entonces llega el momento de regresar a casa. Por lo general, hay más calma en el mar y en nosotros mismos. La satisfacción es inmensa, aunque no siempre sepamos exactamente por qué. Quizá por completar las jornadas sin contratiempos, por la buena compañía o por el simple hecho de haber estado allí.   Contentos porque los datos que recogimos son útiles y han permitido a lo largo de estos años entender cómo va nuestra costa Pacífica, cuál es nuestra responsabilidad en su cuidado y con el compromiso renovado de poner todo nuestro interés, capacidades y conocimientos en su cuidado.      Escrito por: Diana Eusse Investigadora asociada Asociación Calidris deusse@calidris.org.co

Balance 2024: 33 años tejiendo esperanza por las aves, con la gente

Se acerca el final del año, y con él llega ese instante inevitable en el que pausamos nuestras actividades para reflexionar sobre el camino recorrido. Cada paso, cada logro y cada desafío vivido durante estos meses nos invita a hacer un balance lleno de gratitud y satisfacción. Reunión la de los socios BirdLife en las Américas Se acerca el final del año, y con él llega ese instante inevitable en el que pausamos nuestras actividades para reflexionar sobre el camino recorrido. Cada paso, cada logro y cada desafío vivido durante estos meses nos invita a hacer un balance lleno de gratitud y satisfacción.   Este 2024 ha sido un año que reafirma nuestra misión como guardianes de la biodiversidad, recordándonos que nuestro propósito trasciende fronteras y nos conecta profundamente con las aves, sus hábitats y las comunidades que dan vida a esta causa. Con inmensa alegría celebramos 33 años como organización de la sociedad civil, construyendo un legado de conservación que no solo se enfoca en la riqueza natural, sino que inspira a otras organizaciones y personas a seguir soñando y actuando.   En este sentido, resaltamos la declaración de la primera área protegida bajo el proyecto Conserva Aves Colombia, un esfuerzo internacional que se hizo realidad gracias al compromiso colectivo y que nos confirma como pioneros en la protección de la vida silvestre. Además, en los Llanos Orientales, hemos continuado destacando la majestuosidad de esta región, trabajando junto a sus habitantes para que sus medios de vida, tan profundamente ligados a la tierra, sigan siendo la base de la conservación de este paisaje único. Los Andes colombianos nos regalaron nuevas oportunidades para fortalecer nuestra labor con la llegada de fondos que impulsaron la conservación de la Reinita de Canadá en la Cordillera Occidental del Valle del Cauca. Este esfuerzo ha permitido consolidar comunidades y procesos que no solo cuidan de esta migratoria, sino también del equilibrio de los ecosistemas que nos sostienen. Asimismo, el Proyecto de monitoreo de aves playeras o MSP, que cumplió 12 años de actividades en la costa Pacífica de América, continúa siendo un ejemplo de colaboración, conectando a más de 15 organizaciones de 13 países y mostrándonos cómo trabajar en red puede transformar nuestra región.   El 2024 también nos trajo momentos que quedarán grabados en nuestra memoria colectiva. Por primera vez en Colombia, acogimos con orgullo la reunión de los socios BirdLife en las Américas, una celebración de unidad y compromiso que sentimos como un sueño hecho realidad. A ello se sumó nuestra participación activa en la COP16 en Cali, donde como anfitriones apoyamos el accionar de toda la delación que tomó parte de este espacio de decisión global. https://www.youtube.com/watch?v=MpqQ_9Ql2vc Como si fuera poco, en octubre también celebramos además los 10 años del Censo Urbano de Aves de Cali, así como el reconocimiento de nuestra ciudad como “Ciudad de Aves”, y seguimos tejiendo redes de conservación en la Amazonía, el Caribe colombiano y con el sector cañicultor del Valle del Cauca.   Nada de esto habría sido posible sin las manos y los corazones que nos acompañan: nuestro equipo técnico, las comunidades locales, los donantes, las organizaciones aliadas y las entidades gubernamentales que han creído en nosotros. A todos, gracias por caminar a nuestro lado, por compartir este sueño y por recordarnos que juntos podemos construir un mundo donde las aves y las personas encuentren un refugio común. Que este cierre de año sea una invitación a seguir volando alto, con esperanza y determinación, por las aves, con la gente.   Para más información: Luis Fernando Castillo Director Asociación Calidris calidris@calidris.org.co

La bandada BirdLife Américas se reencuentra, esta vez en Colombia 

Por primera vez en Colombia, representantes de 24 organizaciones de 21 países de las Américas, socios de BirdLife Internacional, se reunieron en Guadalajara de Buga, Valle del Cauca, para fomentar el diálogo y la colaboración entre las organizaciones aliadas por la conservación de las aves de la región (Norte, Centro y Sur de América).  Reunión de Socios de BirdLife Américas en Guadalajara de Buga Guadalajara de Buga, Colombia. Del 18 al 20 de octubre de 2024, socios y aliados de la red de BirdLife en América se reencontraron en el Valle del Cauca para mantener, fortalecer y proyectar los procesos de conservación de aves en las Américas (norte, centro y sur).    El encuentro de socios fortaleció las capacidades en temas de incidencia política, contribuciones a las estrategias globales y nacionales, manejo del fuego y creación de áreas protegidas lo cual redundara en la conservación de las aves y sus ecosistemas. También se resaltó el impacto de las políticas públicas y el rol de las comunidades locales y los gobiernos en la promoción de acciones de conservación a nivel regional y global.   La Reunión de Socios de las Américas de BirdLife fue un paso fundamental para mantener la red continental más fuerte y efectiva, comprometida con la protección de la biodiversidad y la lucha contra las amenazas que enfrentan las aves y los ecosistemas de las Américas. Se espera haber aportado al fortalecimiento de la alianza regional, a la consolidación de estrategias conjuntas de conservación y a identificar avances y necesidades para la implementación del Plan de Acción Regional.    “Desde la Asociación Calidris, socia de BirdLife en Colombia, se espera transmitir la importancia de la colaboración transnacional y local para la protección de aves y su entorno natural. Buscamos que este evento genere un sentido de urgencia y compromiso hacia la implementación de acciones concretas y favorables para estas especies en la región”, explicó Luis Fernando Castillo, director de la Asociación Calidris.  Los participantes visitaron áreas clave para la conservación de las aves, como la Laguna de Sonso. En esta oportunidad, se resaltó la riqueza en biodiversidad de aves presente en el país, y de manera más precisa, la importancia ecológica del municipio de Guadalajara de Buga (Valle del Cauca). Su ubicación estratégica en el Valle Geográfico del río Cauca, su relación con las cordilleras Central y Occidental y su cercanía a los humedales que ofrecen un sinnúmero de corredores biológicos vitales para las aves y las personas. Además, los habitantes de la ciudad cuentan con una sólida tradición en el liderazgo de movimientos para la conservación de la naturaleza y es un referente para proyectos de desarrollo sostenible.     Por esta razón, se aprovechó esta oportunidad para que los participantes visiten sitios de gran importancia para la conservación de aves. En este caso serán cuatro sitios seleccionados por su relevancia y representatividad ecológica y su papel en la protección de especies claves en el Valle del Cauca: el Distrito de Manejo integrado Laguna de Sonso; el Área Protegida Pública Regional Alto Calima, el Ecohotel El Diamante y Providencia Parque Ecológico.     La Asociación Calidris es una organización de la sociedad civil, que, a lo largo de más de 30 años, se ha enfocado en contribuir a la conservación de las aves y sus hábitats en Colombia y en las Américas. Es socia de BirdLife en Colombia desde 2017 y ha desempeñado un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad del país, su rol como anfitrión de este evento refleja su compromiso con la misión de BirdLife y con los planes y estrategias nacionales, de asegurar un futuro en el que las personas y la naturaleza puedan coexistir en armonía.      Para más información:    Luis Fernando Castillo Asociación Calidris calidris@calidris.org.co  

Monitoreo comunitario de aves acuáticas y turismo regenerativo en las playas de El Bajito Sanador y Bocagrande en Tumaco – Nariño 

La Asociación Calidris y el programa Destino Naturaleza de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por su sigla en inglés) llevaremos a cabo en el proyecto “Aves acuáticas y perturbaciones humanas en las playas de El Bajito Sanador y Bocagrande en Tumaco – Nariño: Una propuesta de turismo regenerativo y monitoreo participativo comunitario”. Santiago de Cali, Colombia. Esta iniciativa tiene como objetivo diseñar e implementar participativamente un programa piloto de monitoreo de aves acuáticas residentes y migratorias en sitios con potencial para ofertar el turismo regenerativo en Tumaco Nariño.  Para ello, conformaremos una comunidad de ciencia participativa integrada por actores locales o personas de las comunidades locales, interesadas en procesos de conservación, turismo y cultura. Una vez que se haya establecido, se diseñará un programa de monitoreo de aves acuáticas y perturbaciones en hábitats de importancia para estas especies.    Foto: Asociación Calidris. Playa de Bocagrande, Tumaco – Nariño Con esta iniciativa se espera, además, aumentar el conocimiento sobre uno de los atractivos turísticos más relevantes de nuestro país: las aves, generando así, un mayor sentido de apropiación local, lo que aportará a la identificación de las posibles perturbaciones asociadas a esa actividad en las playas de El Bajito y Bocagrande.      “La Perla del Pacífico”, como también es conocida la ciudad de Tumaco, es el segundo puerto colombiano por importancia después de Buenaventura, y el más cercano a la frontera con Ecuador. Se caracteriza por su gran diversidad sociocultural y riqueza biológica. Sus playas son su principal atractivo y, por tanto, ahí se concentra gran parte de la oferta hotelera del departamento.  A su vez, cuenta con servicios turísticos tales como recorridos por los esteros y bosques costeros, observación de aves y ballenas, entre otros.    Foto: Asociación Calidris / Dina Luz Estúpiñan. (Tringa semipalmata) Estos ecosistemas son ideales para aves migratorias, por lo cual, son reconocidos como un área importante para las aves playeras. Existen registros históricos de más de 3 mil aves playeras en sus hábitats costeros, por lo que el Plan de Conservación para Aves Playeras en Colombia le ha otorgado la categoría de importancia local. Además, datos recientes del Censo Neotropical de Aves Acuáticas, sugieren que el área podría ser de importancia para el chorlito piquigrueso (Anarhynchus wilsonia), el zarapito común (Numenius phaeopus) y piloto (Tringa semipalmata).     “Conocer la avifauna presente en el área del proyecto y monitorearla en el tiempo, mediante una estrategia de monitoreo participativo cocreada con múltiples actores, permitirá consolidar información clave para determinar cómo hacer un uso sostenible de ella y medir su impacto sobre los diferentes servicios ecosistémicos”, explicó Dina Luz Estupiñán, de la Asociación Calidris.    Para más información: Dina Luz EstúpiñanInvestigadoraAsociación Calidrisdina.estupinan@calidris.org.co