Terminó la COP16 en Cali, la COP de la gente, un evento que sin dudas dejó marcas profundas en nuestra ciudad, así como en nuestra labor y visión como organización. Terminó la COP16 en Cali, la COP de la gente, un evento que sin dudas dejó marcas profundas en nuestra ciudad, así como en nuestra labor y visión como organización. Declaración de Cali como “Ciudad de aves” Santiago de Cali, Colombia. Fuimos anfitriones, testigos y parte de un esfuerzo global y diverso, una convergencia de voces y aspiraciones que resonaron por nuestras calles y montañas, que fueron tema de conversación de nuestras familias y vecinos. Allí, entre tantas ideas y compromisos, sentimos que el trabajo de conservación de la biodiversidad no solo es una causa justa, sino una esperanza compartida, un acto de paz con la naturaleza, como bien señaló el lema de esta cumbre. Uno de los logros que nos llenó de ilusión fue el nacimiento del “Fondo Cali”. Este fondo, como una semilla plantada en tierra fértil, se proyecta como una vía para que las comunidades locales, esas mismas que conviven diariamente con la naturaleza, puedan beneficiarse del uso responsable y equitativo de la biodiversidad. Al pensar en nuestras comunidades aliadas, con quienes compartimos la misión de conservar los territorios de las aves, este fondo suena como una promesa de apoyo directo. Aunque sus detalles operativos aún deben definirse, soñamos con los proyectos que podrían nacer de él y con el impacto positivo en el sustento de las personas que, como nosotros, aman la tierra que habitan. Bichofue (Pitangus sulphuratus) Asociación Calidris Bosque urbano de la Loma de la Cruz También celebramos la creación de un órgano que amplificará la voz de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la conservación de la biodiversidad. Imaginamos a nuestros amigos y colaboradores, a quienes consultamos con frecuencia para aprender de sus conocimientos ancestrales sobre los ciclos de la vida y las especies, finalmente teniendo un lugar de honor en la toma de decisiones. La naturaleza misma nos recuerda la importancia de cada voz en el ecosistema, y saber que esos saberes serán reconocidos y escuchados en un espacio global nos llena de satisfacción y esperanza. Sin embargo, no podemos ignorar los desafíos. La financiación, siempre escurridiza, sigue siendo un obstáculo en este viaje. Aunque los países desarrollados se comprometieron a aportar fondos para la conservación, las diferencias entre donantes y beneficiarios han sembrado una sombra de incertidumbre. Nos preocupa, y cómo no, dado que muchos de los proyectos que realizamos dependen en gran medida de estos recursos. Aun así, mantenemos la esperanza de que, en futuras cumbres como la COP17, este asunto se aborde con el compromiso que requiere, abriendo puertas para que las organizaciones pequeñas y comunidades locales, tengan acceso a un financiamiento estable y justo. La COP16 fue mucho más que una serie de acuerdos. Fue un espacio en el que la biodiversidad cobró voz y rostro, con miles de personas, desde campesinos hasta líderes globales, clamando por un mundo más respetuoso con la vida. Ahora que nuestra vida en nuestra ciudad vuelve a la calma, sentíamos el eco de las voces ya lejanas, como un llamado a seguir avanzando, a ser parte de esta nueva era de “Paz con la Naturaleza”. La COP16 nos ha dejado, sin duda, un legado y una misión renovada, y el compromiso de llevar el estandarte de la conservación con más fuerza y convicción. No podemos cerrar esta experiencia sin resaltar el reconocimiento de Cali, como Ciudad de Aves, otorgado por Environment for the Americas y American Bird Conservancy. Esta categoría nos permitirá visibilizar la importancia de las aves urbanas en la toma de decisiones sobre el manejo de la ciudad como un ecosistema clave para la vida. ¡Por las aves, con la gente! Para más información: Luis Fernando Castilo calidris@calidris.org.co director Asociación Calidris