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Iniciativas de conservación y la perspectiva de género

En las últimas décadas, ha aumentado significativamente la conciencia sobre la importancia de integrar la perspectiva de género en los procesos de conservación del medio ambiente. Foto: Asociación Calidris La inclusión activa y la participación de las mujeres, resultan fundamentales no solo para promover la equidad y la justicia social, sino también para enriquecer los programas y proyectos ambientales con sus conocimientos, experiencias y saberes tradicionales en torno al cuidado y la protección del entorno natural.   En Colombia, las mujeres, especialmente aquellas que habitan en territorios rurales, indígenas y afrodescendientes, enfrentan muchas formas de desigualdad y discriminación que suelen ser interdependientes. Es decir, cuando se suman factores como una situación económica precaria, ser adulta mayor y/o pertenecer a un grupo étnico, aumenta su vulnerabilidad social, se dificulta su acceso a oportunidades y a derechos básicos.   Tradicionalmente, en la mayoría de contextos rurales, las mujeres desempeñan tareas relacionadas con la chacra (huerta), la tenencia de aves de corral, la recolección de agua, la preparación de alimentos y el cuidado doméstico. Su participación en procesos organizativos en defensa del territorio o al cuidado de los ecosistemas es activa en algunas regiones, pero en otras suele estar condicionada por las actividades que social y/o culturalmente les han asignado.   Según la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, son las niñas y mujeres las que están expuestas a mayores impactos sociales, ambientales y económicos ante presencia de conflictos ambientales, lo que limita su acceso a servicios básicos como la salud y el saneamiento básico, incluso restringe la soberanía alimentaria. Foto: Asociación Calidris Foto: Asociación Calidris De esta manera, apostarle a la inclusión del enfoque de género en el diseño de soluciones a los conflictos ambientales, implica construir un modelo de desarrollo que procure superar barreras de desigualdad, y dignificar así, la vida de las mujeres.   Las mujeres tienen un conocimiento integral y práctico de los territorios y su biodiversidad, adquirido a través de su experiencia cotidiana con el agua, la lluvia, la siembra, los animales, el mundo doméstico y del cuidado. Sus saberes como mediadoras y tejedoras de vida, son fundamentales para encontrar pistas, conocimientos o alternativas, que nos permitan dar pasos firmes hacia la conservación de los territorios y su biodiversidad.   En la Asociación Calidris, integramos la perspectiva de género en nuestros procesos de conservación e investigación. Actualmente, mediante el proyecto “Conservando el águila andina (Spizaetus isidori) en Colombia”, financiado por el Fondo de alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF, por su sigla en inglés), buscamos fomentar una mayor participación activa de las mujeres de las comunidades andinas del Corredor Paraguas-Munchique-Bosques montanos del Sur de Antioquia, específicamente en Risaralda y Valle del Cauca.   A través de dichos procesos, reconocemos el lugar de las mujeres en los procesos y proyectos donde sus conocimientos, experiencias, perspectivas y derechos, son fundamentales para el logro de los objetivos de conservación. Confiamos en que este esfuerzo, a mediano y largo plazo, contribuirá a reducir las brechas de género en las comunidades rurales con las que trabajamos.   “El Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos es una iniciativa conjunta de La Agencia francesa de Desarrollo, la Conservación Internacional, la Unión Europea, la Fundación Hans Wilsdorf, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Gobierno de Japón y el Banco Mundial. El programa del CEPF en los Andes Tropicales está financiado por el Gobierno de Canadá a través de Asuntos Globales Canadá. La meta fundamental es asegurar que la sociedad civil se dedique a conservar la diversidad biológica”.   ¡Por las aves, con la gente! Para más información:   Eliana Ivet Toro Carmona Asociación Calidrisetoro@calidris.org.co

Monitoreo comunitario de aves acuáticas y turismo regenerativo en las playas de El Bajito Sanador y Bocagrande en Tumaco – Nariño 

La Asociación Calidris y el programa Destino Naturaleza de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por su sigla en inglés) llevaremos a cabo en el proyecto “Aves acuáticas y perturbaciones humanas en las playas de El Bajito Sanador y Bocagrande en Tumaco – Nariño: Una propuesta de turismo regenerativo y monitoreo participativo comunitario”. Santiago de Cali, Colombia. Esta iniciativa tiene como objetivo diseñar e implementar participativamente un programa piloto de monitoreo de aves acuáticas residentes y migratorias en sitios con potencial para ofertar el turismo regenerativo en Tumaco Nariño.  Para ello, conformaremos una comunidad de ciencia participativa integrada por actores locales o personas de las comunidades locales, interesadas en procesos de conservación, turismo y cultura. Una vez que se haya establecido, se diseñará un programa de monitoreo de aves acuáticas y perturbaciones en hábitats de importancia para estas especies.    Foto: Asociación Calidris. Playa de Bocagrande, Tumaco – Nariño Con esta iniciativa se espera, además, aumentar el conocimiento sobre uno de los atractivos turísticos más relevantes de nuestro país: las aves, generando así, un mayor sentido de apropiación local, lo que aportará a la identificación de las posibles perturbaciones asociadas a esa actividad en las playas de El Bajito y Bocagrande.      “La Perla del Pacífico”, como también es conocida la ciudad de Tumaco, es el segundo puerto colombiano por importancia después de Buenaventura, y el más cercano a la frontera con Ecuador. Se caracteriza por su gran diversidad sociocultural y riqueza biológica. Sus playas son su principal atractivo y, por tanto, ahí se concentra gran parte de la oferta hotelera del departamento.  A su vez, cuenta con servicios turísticos tales como recorridos por los esteros y bosques costeros, observación de aves y ballenas, entre otros.    Foto: Asociación Calidris / Dina Luz Estúpiñan. (Tringa semipalmata) Estos ecosistemas son ideales para aves migratorias, por lo cual, son reconocidos como un área importante para las aves playeras. Existen registros históricos de más de 3 mil aves playeras en sus hábitats costeros, por lo que el Plan de Conservación para Aves Playeras en Colombia le ha otorgado la categoría de importancia local. Además, datos recientes del Censo Neotropical de Aves Acuáticas, sugieren que el área podría ser de importancia para el chorlito piquigrueso (Anarhynchus wilsonia), el zarapito común (Numenius phaeopus) y piloto (Tringa semipalmata).     “Conocer la avifauna presente en el área del proyecto y monitorearla en el tiempo, mediante una estrategia de monitoreo participativo cocreada con múltiples actores, permitirá consolidar información clave para determinar cómo hacer un uso sostenible de ella y medir su impacto sobre los diferentes servicios ecosistémicos”, explicó Dina Luz Estupiñán, de la Asociación Calidris.    Para más información: Dina Luz EstúpiñanInvestigadoraAsociación Calidrisdina.estupinan@calidris.org.co

Arroz orgánico: una realidad en el valle geográfico del río cauca

Hace seis años, la Asociación Calidris creó la iniciativa “LAS ALAS DEL ARROZ” como una estrategia para conservar las aves acuáticas promoviendo prácticas amigables con el ambiente en el cultivo de arroz. Esta apuesta por obtener un arroz amigable con las aves, ha contado con varios cómplices, sin embargo, gracias a la constancia, esfuerzo y trabajo conjunto de la Asociación para el desarrollo agropecuario-El Renacer de la Bertha y de la Arrocera La Esmeralda S.A. se ha obtenido el “ARROZ ORGANICO BLANQUITA”, producto cultivado en Cauca y Valle del Cauca, que cuenta con varias certificaciones que garantizan al consumidor un arroz diferencial y único no solo para el occidente colombiano sino para todo el país.Este arroz cuenta con el sello “arroz amigo de las aves”, que garantiza que en los cultivos donde se originó este cereal no se usaron agroquímicos sintéticos y no se contaminaron fuentes hídricas ni suelos. Los cultivos presentan cercas o barreras vivas que promueven el movimiento de aves, mamíferos, reptiles, entre otros y se respeta la flora y fauna silvestre, no hay cacería, tala, domesticación ni tráfico ilegal.Este arroz es una realidad y es el trabajo de José Jarvi Bazan, Nelly Lucumi, Martha Cecilia Alban y Freddy Mosquera, quienes le apostaron a producir un arroz orgánico en sus fincas de Timba-Valle del Cauca y en los resguardos de Toez y López Adentro en Caloto-Cauca.Esperamos este arroz orgánico, sea un ejemplo a seguir en otras regiones. Demostrando que la producción sostenible y amigable con el ambiente es una realidad.