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Avanza con éxito la iniciativa Conserva Aves en Colombia

Santiago de Cali, Colombia. El Fondo Bezos, ABC, Audubon, Birdlife y RedLac, de la mano del Fondo Acción y de la Asociación Calidris; pusieron en marcha en Colombia, la iniciativa Conserva Aves, una estrategia inclusiva de conservación y de lucha contra el cambio climático, en beneficio de las aves, la biodiversidad y las generaciones del presente y del futuro. Conserva Aves vincula activamente actores civiles, comunitarios, públicos y privados para trabajar en conjunto en el manejo sostenible de nuevas áreas protegidas, RNSC y OMEC. Durante los meses de julio y agosto se realizaron las primeras visitas de intercambio de conocimiento y fortalecimiento a los socios locales que actualmente adelantan procesos de autorreconocimiento y reporte de áreas protegidas destinadas a la conservación in situ, áreas de especial importancia para las aves. Capurganá (Chocó), Charalá y Virolín (Santander) fueron las poblaciones visitadas con el objetivo de avanzar en aspectos técnicos como generalidades de las rutas y procedimientos para el reconocimiento de dichas áreas, así como el monitoreo de especies de aves de importancia estratégica para la biodiversidad. En el municipio de Capurganá, participaron diferentes miembros del Consejo Mayor de Comunidades Negras de la Cuenca del Rio Acandí y de Zona Costera Norte-Cocomanorte, lideres mayores y mayoras del territorio, así como jóvenes profesionales de la región y expertos étnicos locales. En la vereda Virolín del municipio de Charalá, se contó con la presencia activa de los miembros de la  Asociación de Prosumidores Agroecológicos, Agrosolidaria (Seccional Charalá), además de campesinos, productores, administradores de predios y jóvenes de la región que trabajan en diferentes aspectos del proyecto; así como también de una docente y varios estudiantes de los últimos grados del colegio Santuario, quienes desarrollan sus proyectos de grado con énfasis en el conocimiento y la conservación de las aves de la vereda y áreas aledañas. Estos encuentros permitieron avanzar en la revisión de las etapas necesarias en el proceso de autorreconocimiento de Territorios y Áreas Conservadas por Pueblos Indígenas y Comunidades Locales-TICCA, y de otras Medidas Efectivas de Conservación-OMEC. De igual manera, se adelantó el análisis de presiones, la cartografía de elementos biofísicos, socio económicos y culturales necesarios para la zonificación del área a conservar. Asimismo, se trabajó en el diseño y revisión de polígonos de acuerdo a la cartografía, y se hicieron ajustes en el área estimada y en la posibilidad de mejoras en el diseño. Por otra parte, se llevó a cabo la revisión de la lista de las especies de aves claves para la conservación (especies migratorias, amenazadas a nivel nacional, endémicas o casi endémicas), se trabajó en el uso de guías de campo para la identificación. Además, se llevaron a cabo ejercicios teórico-prácticos para el manejo y uso de binoculares, telescopio y trípode; así como también en herramientas digitales (app) para la identificación y registro de especies, entre otras actividades que fortalecen la puesta en marcha de los diferentes proyectos en el marco de esta iniciativa. En ambos casos se acordó el apoyo en la sistematización de la cartografía realizada con los socios locales, así como un acompañamiento posterior en temas de monitoreo de especies de aves. Durante los próximos meses, se continuará con el proceso de aproximación con el resto de los socios locales beneficiados en la iniciativa Conserva Aves en el país. La iniciativa Conserva Aves impulsa la creación, consolidación, manejo y fortalecimiento de cien o más nuevas áreas protegidas estratégicas subnacionales (territorios regionales, municipales, étnicos y privados), que cubren más de dos millones de hectáreas, inicialmente en 9 países de América Latina. La implementación regional de Conserva Aves será realizada por un consorcio de organizaciones conservacionistas efectivas, fondos fiduciarios ambientales en cada país miembro de la Red de Fondos Ambientales de América Latina y el Caribe-RedLAC y los socios internacionales de BirdLife International: Asociación Calidris (Colombia), Aves y Conservación (Ecuador), Asociación Ecosistemas Andinos-ECOAN (Perú) y Asociación Armonía (Bolivia). El Consejo Mayor de Comunidades Negras de la Cuenca del Rio Acandí y Zona Costera Norte, la Asociación de Prosumidores Agroecologicos-Agrosolidaria (Seccional Charala), la Asociación para el Desarrollo Campesino, la Fundación Bioconservancy, la Fundación Darién, la Fundación Ecológica Los Colibríes de Altaquer, la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia, la Fundación Herencia Ambiental Caribe, la Fundación La Palmita, la Fundación Palmarito Casanare, la Fundación Trópico y la Federación Comunitaria para el Ordenamiento y Manejo de las Áreas Protegidas de Risaralda, son los 12 socios locales que hacen parte de la iniciativa Conserva Aves en Colombia a través de sus proyectos. Para mayor información: Claudia Londoño Coordinadora Conserva Aves Asociación Calidris clondono@calidris.org.co

Comprometidos con la conservación de un territorio

El Pacífico colombiano es una fusión entre los territorios ancestrales de comunidades indígenas y comunidades negras, con el mar, ríos, acantilados, islas e islotes y toda su biodiversidad. El manglar es para muchas comunidades su tesoro más valioso, tanto como fuente de recursos económicos y alimenticios, como barrera de protección. Por años, muchas de estas comunidades han protegidos estos ecosistemas, pero la tala incontrolada de manglar está poniendo en serio riesgo los procesos de conservación que se adelantan, así como sus tradiciones y modos de vida.   A pesar de esta situación, al sur de Colombia en el departamento de Nariño, en el municipio de Santa Bárbara de Iscuandé, existe un territorio importante para la conservación de las aves playeras y manglares: el Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador, conformado por 10 comunidades asentadas a la orilla del río Iscuandé y donde habitan cerca de 2200 personas. El Consejo comunitario se comprometió desde el año 2014 a realizar acciones de conservación como consumir, pescar y vender la Piangua (Anadara tuberculosa) de tamaño mayor a 5cm; monitorear este recurso, vigilar y monitorear el manglar, capacitarse y participar en el proceso. Como resultado, las comunidades han obtenido recursos invertidos en obras de mejoramiento en cada comunidad, y su participación activa en la toma de decisiones que repercuten en el aumento del empoderamiento social; alianzas con otras organizaciones como la Universidad de los Andes, con un proyecto piloto de electromovilidad, les ha permitido explorar nuevas opciones. Nuestra apuesta es que las acciones de conservación permitan mejorar los medios de vida de las comunidades donde se implementan, de este modo su sostenibilidad tiene mayores oportunidades, una comunidad con necesidades insatisfechas difícilmente pondrá como prioritario la conservación de sus recursos.   Por esto, junto con Conservación Internacional Colombia, Nia Tero y el Consejo comunitario, renovamos en este mes de abril, por quinto año consecutivo, el acuerdo de conservación del bosque de mangle con la esperanza de que este esfuerzo y estos logros sean siempre positivos.   Por: Patricia Falk Fernández

Una apuesta por la conservación y la sostenibilidad

Durante los últimos años la observación de aves se ha convertido en una de las actividades alrededor del turismo de naturaleza más populares y que más adeptos ha ganado. Con mayor frecuencia vemos grupos de personas con binoculares, cámaras, guías de aves en los diferentes parajes de la geografía nacional disfrutando de la exuberancia de la biodiversidad. Colombia como el país con la mayor riqueza de especies de aves en el mundo es el destino ideal para quienes disfrutan de la observación, sin embargo, esto también plantea muchos desafíos en cuanto al manejo adecuado del recurso, su conservación y sostenibilidad.   Desde hace unos años la Asociación Calidris se ha involucrado en el desarrollo del aviturismo del país y desde 2015 junto a la Sociedad Audubon desarrollado las Rutas de Aviturismo de Colombia, contribuyendo a la generación de información consolidada de la biodiversidad y la avifauna asociada a los sitios de pajareo ya la caracterización de los servicios y los emprendimientos que hay en las comunidades locales. Otro de los componentes del desarrollo de las rutas ha sido la capacitación en identificación de aves, habilidades de guianza y promoción de los servicios, a través de estos procesos de capacitación se han formado cerca de 500 informadores de aves a lo largo de las 4 rutas de aviturismo y cerca de 300 operadores turísticos. Las rutas de aviturismo de Colombia conectan los servicios turísticos locales con los operadores y guías especializados, al promover el uso de informadores turísticos locales, se asegura la promoción de aspectos culturales y étnicos, además de reconocer y visualizar los esfuerzos en conservación que las comunidades han llevado a cabo durante años. En ese sentido el aviturismo desde nuestra perspectiva, se convierte en una alternativa económica que apoya e incentiva procesos de conservación en áreas y ecosistemas donde habitan las aves y que los recursos económicos generados por medio de la prestación de servicios para el aviturismo y el turismo de naturaleza, puedan mejorar las condiciones de vida de las comunidades locales.   El 2020 debido a la pandemia, presentó retos para este sector pero también nos brindó la oportunidad de aprender a maximizar las opciones de las capacitaciones virtuales, e interactuar con un mayor número de personas de las que estábamos alcanzando con el modelo tradicional y prepararnos para establecer protocolos de bioseguridad para operadores turísticos e informadores de aves que permitan vivir la experiencia de la observación de aves sin riesgo. Consolidamos el canal de Youtube Red de Informadores de Aviturismo de Colombia, en el cual los informadores de aviturismo de todas las rutas, están compartiendo los distintos sitios para hacer observación de aves, las iniciativas de conservación y las recomendaciones en la compra y manejo de equipo óptico para quienes se inician en el mundo de la observación de aves.   Los procesos que se han adelantado a lo largo del país han sido posibles de la mano de diferentes aliados como Fontur, la Gobernación del Valle del Cauca, la Universidad ICESI, Transforma, CEPF (Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos) y Patrimonio Natural, quienes como nosotros apuestan al desarrollo comunitario para la sostenibilidad local, ingrediente fundamental para la conservación.   Por: Pedro A. Camargo Martínez

Pianguar, un oficio de tenacidad

Les espera una jornada húmeda y caliente, con insectos voladores que intentarán picar todo lo que puedan, las manos estarán ocupadas y embarradas entre las raíces del manglar. La visita al raicero de un piangüero inicia cuando la marea comienza a bajar, necesitan tener el mayor tiempo disponible de agua baja para buscar entre las raíces la piangua (Anadara tuberculosa) un molusco con concha, propio del Pacífico americano, que vive allí. Cubrirse es la prioridad, camiseta manga larga, pasamontaña, guantes y botas hacen parte del traje necesario para su oficio, no solo enfrentan las picaduras de los insectos, sino que también podrían pisar peces con espinas venenosas como el pejesapo o resbalar en las raíces del manglar que pueden tener más de 2 metros de altura.   El mar sube y baja drásticamente cada seis horas aproximadamente en el Pacífico, algunos días del mes estos cambios de marea, duran más tiempo, a lo que se le conoce como puja. “A según estén las aguas” deciden cuántos días de cada puja dedican a este oficio pueden ser de 5 a 7 días. Su conocimiento es intangible, se basa en la observación desde pequeños aprenden a interpretar las corrientes y la textura del barro que les indica la probabilidad de encontrar piangua. Este oficio es considerado de mujeres, pero también se observan en los manglares algunos hombres piangueros. Esta labor, hace unos años estaba catalogada en su estructura social, como una de las más bajas, se asociaba este oficio a mujeres sucias y de pocos recursos económicos, que carecían de implementos o de la cabeza de hogar, para mantener la economía y por ello su mayor esfuerzo recaía en sus manos, aquellas que repetidamente metían en el barro en busca de la piangua. Desde hace 20 años, la valoración de este oficio comenzó a cambiar paulatinamente, en la actualidad se reconoce a los piangueros como líderes en la conservación de sus territorios; Y es que la piangua es uno de los recursos más valiosos para la alimentación y economía del pacífico colombiano. Esta se consume localmente y es comercializada principalmente a Ecuador, municipios cercanos y Buenaventura. Los otros días pescan, jaiban, escalan pescado o visitan los poblados más grandes para vender su producción. Así pasan los días hasta que llega nuevamente la puja.   Este es un oficio que se aprende desde niños, inician visitando el raicero con sus mamás o abuelas y entre los 10 a 12 años, comienzan hacerlo con sus amigos después de las clases, un espacio de libertad sin la supervisión de los padres, cantando y riendo en el “corrinche”. Además, al llegar a casa, la mamá o el vecino les compraban lo recolectado.   Una de las comunidades que le ha estado apostando a la valoración de este recurso y su conservación, es el Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador, ubicado en el municipio de Santa Bárbara de Iscuandé, departamento de Nariño;  orgullosos de su territorio y en especial de sus manglares, desde hace 7 años decidieron implementar un programa para  frenar la disminución del recurso, asegurando el cumplimiento de las tallas de captura reglamentarias de la piangua, llamado Acuerdo de conservación del Bosque de Mangle. Este proceso no solo se enfocó en mejorar las condiciones para la especie, la apuesta más fuerte se hizo pensando en mejorar las condiciones de trabajo e influenciar en la calidad vida de los piangueros en particular y de la comunidad en general. Las acciones han sido diversas, desde capacitaciones hasta dotaciones individuales de equipo de trabajo, además como es trabajo de todos, se han realizado inversiones en los diez poblados que conforman el Consejo Comunitario. En la actualidad, el 100% de la pianguas capturadas son mayores a 5 centímetros, a cambio la calidad de vida de la gente mejora poco a poco. El Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador es un territorio en el que se habla de conservación, orgullosos de su bosque de mangle y preocupados por la sostenibilidad de los recursos naturales. Han logrado posicionarse nacionalmente en el tema ambiental y son reconocidos regionalmente por ser un territorio conservado, en el 2018 recibieron el premio Caracol al medio ambiente, hacen parte del Programa de Custodios de la conservación integrado por Acuerdos de más de 17 países, quienes los visitaron en 2017.   En esta nueva historia post pandemia, nos traerá retos mayores para mejorar la calidad de vida y conservar ese territorio importante para el país. Las mujeres piangueras seguirán siendo, en un contexto machista, mujeres rebeldes, tenaces y líderes que se abren camino en el desarrollo social y económico de los territorios.

Las aves playeras son más que Chiritas

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La Bahía de Cispatá, un sitio potencial para el aviturismo en Colombia de la mano de ASOCAIMAN

Gracias al apoyo del Copper River International Migratory Bird Initiative (CRIMBI) fue posible llevar a cabo entre el 28 y 29 de septiembre, el primer taller sobre aviturismo en la bahía de Cispatá dirigido a miembros de la Asociación

Festival de las especies migratorias 2015

Los docentes y líderes de Soledad Pueblito se preparan para recibir a las otras 8 comunidades del territorio del Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador, y celebrar el Festival de la Migración.   Por cuarto año consecutivo se realizará el

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Viajeras sin Maleta: 15 años festivaliando

En una charla informal de un grupo de amigos sentados frente al mar chocoano nació el Festival de las Especies Migratorias del Pacífico Colombiano – FEM. En 1999, en conjunto con la Fundación Natura, La Fundación Yubarta y