“Las aves migratorias están en La Cunita, viajan desde Alaska hasta acá, a esta zona bien bacana, vienen a buscar un buen alimento o una mejor convivencia con las otras aves”, con estas palabras, Oscar Tello de la comunidad
de Soledad Pueblito, narró lo aprendido sobre las aves migratorias que viajan cada año desde el Ártico en la zona templada del norte del continente a la Bocana del río Iscuandé, en el departamento de Nariño, Colombia.
En esta bocana vive el Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador un territorio colectivo, interesado en conservar. Por ello en 2011 en alianza con la Asociación Calidris, Conservación Internacional (CI) y otras organizaciones se estableció el Acuerdo de conservación del bosque de mangle que ha permitido orientar las acciones que la comunidad local hace en pro de la conservación de los bienes y servicios ambientales que ofrece la región.
Su territorio está compuesto por 14.000 hectáreas de bosque de mangle, planos lodosos, playas arenosas y bosques inundables que dan sustento a más de 2.000 personas que allí habitan. Uno de sus grandes tesoros son los bajos intermareales La Cunita y Quiñonez que albergan hasta 50 mil individuos de varias especies de aves marinas y playeras, muchas de las cuales son migratorias.
Para apoyar a la conservación y uso adecuado de los recursos del territorio, hemos estado desarrollando entrenamientos en identificación de aves pues esperamos que cada vez más habitantes de la Bocana reconozcan las aves con las que comparten su sitio. Así, se adelantó el taller “Bases para la identificación de las aves playeras en la Bocana de Iscuandé” en el que participaron 22 personas. Durante este taller algunas personas usaron por primera vez binoculares para ver las aves y aprendieron técnicas de identificación de aves y conteo de bandadas numerosas, actividad en la que demostraron ser muy buenos, acertaron con alta precisión a los distintos ejercicios desarrollados y es que desde pequeños han ejercitado esta habilidad de calcular, debido a su cotidianidad aprehendieron a calcular cuántos peces caben en una canasta de pescado según su tamaño, la cantidad de gasolina necesaria para ciertos recorridos según el motor que usen, la cantidad de pasajeros y el tamaño de la lancha.

Participantes del taller en una de las jornadas prácticas de identificación de aves.
El desarrollo del taller permitió reconocer las habilidades que tienen los habitantes para identificar las especies de aves playeras, sin embargo, como ellos mismos opinan, lograron descubrir que las aves playeras son más que Chiritas, nombre con el que se conocen las aves playeras más pequeñas que se observan en el territorio. Ahora reconocen a los chorlitos, pilotos, meneaculitos y zarapitos, entre otras 18 especies. Así lo afirmó Juana Perea de la comunidad El Cuerval: “Para nosotras todas la playeritas eran las mismas, todas las conocíamos por un solo nombre, ahora sabemos cuál es cuál, aunque todas son pequeñitas”.
Así logramos interesar a más habitantes de la comunidad a seguir aprendiendo sobre estas aves que usan los barriales y de esta manera sumar esfuerzos para mejorar el conocimiento de las aves playeras, participando en los conteos de aves playeras que realizamos conjuntamente desde el 2008.

- Sabías que
En el 2009 se designó la bocana de Iscuandé como sitio de la Red Hemisférica de Reservas para Aves playeras (RHRAP), siendo en la actualidad el único sitio con esta distinción para Colombia, ratificando su importancia para las aves playeras en todo el hemisferio.
La distinción se logró gracias a que nuestras investigaciones iniciadas el año 2008 demostraron que alrededor de 40.000 aves playeras usan estos sitios cada año. Se encuentra el 6% del Chorlito piquigrueso (Charadrius wilsonia) y el 1% del Playero occidental (Calidris mauri), especies de interés internacional debido al declinación poblacional que han sufrido en los últimos años.
Este proceso se realiza gracias al apoyo de la Iniciativa para la conservación de las aves migratorias del delta del río Cooper (CRIMBI, por sus siglas en inglés), el Servicio Forestal de los Estados Unidos y el Acta para la Conservación de las Aves Migratorias del Neotrópico y con el apoyo de la comunidad local.