Realmente la estrofa de la canción de Esthercita Forero hace alusión a la luna barranquillera, pero la tomo prestada para recalcar que como este astro, las aves de esta ciudad merecen mucha más atención o incluso una canción. Es curioso que aún la Arenosa no tenga una guía de aves como sus hermanas mayores, Bogotá, Medellín y Cali, y en un juicio apresurado podría afirmarse que no es necesario que así ocurra en el corto plazo pues Curramba no despierta tal interés en quienes la habitan o visitan. Yo quisiera pensar todo lo contrario, pues esta ciudad realmente requiere de publicaciones que den a conocer la riqueza de su fauna y fomente su respeto y protección.
Para empezar a hablar de las aves de la Arenosa, he de resaltar que desconozco porque en la internet se proclama al mochuelo como ave insignia de Barranquilla; hay que recordar que mochuelo es un nombre generalizado dado a un grupo de aves conocidas como espigueros o semilleros, pertenecientes al género Sporophila (Sporophila schistacea, S.intermedia, S.bouvronides y S. minuta), varias de las cuales ni siquiera tienen como área de distribución natural esta ciudad. La confusión es mayor si se tiene en cuenta que en algunos sitios del Caribe se denomina también mochuelo a un pequeño búho (Glaucidium brasilianum).
Lo que sí se puede asegurar es que los espigueros o mochuelos son aves perseguidas por sus cantos, por lo cual son capturados en potreros y matorrales de localidades ubicadas en diferentes departamentos de la región Caribe y posteriormente son ofrecidos como mascotas. Por consiguiente, la mayoría de los mochuelos que uno encuentra en Barranquilla, son miserables reos de jaulas colgadas en la pared. Esto evidencia que el título dado al mochuelo es un total desatino de aquellos que decidieron designarla como ave insignia de Barranquilla.
La situación de las aves que son capturadas en regiones como el Caribe es preocupante y poco se ha publicado y hecho al respecto. Hace muy poco tiempo divisé a través de la ventana de un transporte público, como en el municipio del Carmen de Bolívar, varios mochuelos enjaulados eran puestos a la venta junto a decenas de juveniles de aves migratorias de especies como el Degollado (Pheucticus ludovicianus), la Pirangaroja (Piranga rubra) y el Turpial migratorio (Icterus galbula). Esta problemática con tintes de cultural sería recomendable tratar con diferentes estrategias de educación donde una guía de aves de la región puede ser útil.
Pero retomando el tema, debo afirmar que las aves de mi querida Barranquilla no son sólo aquellas que se encuentran enjauladas y es muy probable que cualquiera de ellas pueda ser catalogada como ave símbolo de la ciudad. Recientemente la historia de una lechuza (Tyto alba) fue ampliamente conocida por los colombianos y gran revuelo causó el maltrato dado a esta ave en medio de un partido de futbol. En fin, mochuelos y lechuzas, considerados errónea o acertadamente símbolos de Barranquilla, son víctimas de abusos en una ciudad donde es notoria la falta de áreas verdes y resulta urgente el fomento de la protección y cuidado de nuestra flora y fauna.
A pesar de esto, se puede afirmar que la ciudad es realmente un buen destino para observar aves, lo cual es factible en diferentes rincones de la misma. No es entonces sorpresa que una mañana en el sur de Barranquilla, se observe cruzar los cielos un Patoyuyo (Phalacrocorax brasilianus), o que una bandada de Pelícanos, a pleno medio día, sea observada en un barrio del norte de la ciudad. Igualmente, camino al aeropuerto de la ciudad, es posible ver a la Aguililla blanca (Elanus leucurus) envuelo sostenido mientras acecha a su presa en un potrero. Creo que varios coterráneos han sido testigos de cómo, al atardecer, altos árboles del centro, norte y sur son visitados por decenas de bulliciosos Pericos carisucios(Aratinga pertinax) mientras que palmas de bulevares ubicados en el corredor universitario son territorio de Atrapamoscas ganadero (Machetornis rixosa). En este mismo sector, es posible ver un ave que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo diferente a Colombia, se trata de La Guacharaca caribeña (Ortalis garrula).
Estas aves de Curramba, pueden ser alrededor de un centenar y medio de especies pero pasan desapercibidas para muchos barranquilleros. Entre las más comunes aves costeñas se encuentran: el Chupahuevos (Campylorhynchus griseus), el Caricari (Caracara plancus), la Laura (Cathartes aura), el Mielero (Coereba flaveola), la Tierrelita (Columbina passerina),el Golero (Coragyps atratus), el Garrapatero (Crotophaga ani), la Ota(Gampsonyxs wainsonii), la Chichafría (Pitangus sulphuratus), el Bobinche (Protonotaria citrea), la Maríamulata (Quiscalus mexicanus), el Papayero (Saltatorcoerulescens), el Azulejo (Thraupisepiscopus), la Mirla Mayo (Turdus grayi), el Pitirre (Tyrannus melancholicus) y la Tanga (Vanellus chilensis).
Cualquiera de éstas podría ser considerada como símbolo de la ciudad, y en lo personal me inclino por el Papayero, una víctima más de los amantes de las aves en jaula pero también habitante libre de calles y jardines curramberos. El fascinante Papayero alegra las mañanas barranquilleras con su característico canto y aunque no ostenta un llamativo plumaje, este pájaro gris tiene un toque de frescura y sabor con lo que quienes residen en la Arenosa pueden verse identificados fácilmente.
Lo anterior me hace pensar que no se cual es el ave de la ciudad de Cali y a mi mente viene el canto y la figura de un pajarito rojo llamado Titiribí (Pyrocephalus rubinus), pero eso es otra nota.
Por: Carlos José Ruiz Guerra
Biológo Asociación Calidris