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El águila andina, espíritu de los bosques ecuatorianos

Foto: Jaime Culebras / FCAE

El águila real de montaña (Spizaetus isidori), o llamada también como águila andina en Ecuador, es una de las rapaces más majestuosas y enigmáticas de los Andes. Con una altura de hasta 77 centímetros y una envergadura que alcanza los 1,8 metros, su vuelo resulta imponente sobre los bosques montanos de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Foto: Jaime Culebras / FCAE Su presencia contribuye al equilibrio de las redes alimentarias o tróficas, al regular las poblaciones de al menos 40 especies de las que se alimenta, como pavas de monte, aves medianas y pequeños mamíferos, lo que a su vez favorece la regeneración de los bosques.   A pesar de su importancia ecológica, en Ecuador el águila andina se encuentra En Peligro Crítico de extinción, con una población estimada de menos de 250 individuos. La pérdida acelerada de hábitat, la persecución directa y los conflictos con comunidades rurales han provocado un alarmante declive de sus poblaciones.   Rastros de vida: los nidos en los Andes Ecuatorianos   Uno de los mayores desafíos para la conservación del águila andina es su baja tasa reproductiva. La especie pone un solo huevo por nidada, al cual ambos padres dedican un cuidado intensivo, y puede transcurrir hasta tres años antes de reproducirse nuevamente. Esta característica hace que cada nido identificado represente una esperanza invaluable para la supervivencia de la especie.   Hasta 2025, la Fundación Cóndor Andino Ecuador ha identificado alrededor de 60 territorios de parejas reproductivas en todo el país y se monitorean 27 nidos siete provincias de Ecuador. Este trabajo ha permitido entender cuándo y cómo anidan las águilas, además de cómo se dispersan y sobreviven con el tiempo.   Cada hallazgo es fruto de largas jornadas de monitoreo, caminatas en zonas montañosas, paciencia bajo la espesa neblina y el compromiso conjunto de técnicos, comunidades locales y otras instituciones aliadas.   A través de cámaras instaladas cerca de los nidos y horas de observación, se han identificado algunas presas que los adultos llevan a sus crías y se ha documentado el comportamiento de los polluelos en sus primeras semanas de vida. Estos registros son clave para definir estrategias de conservación eficaces, al revelar las condiciones que favorecen el éxito reproductivo de la especie.   Para comprender cómo se mueven y sobreviven los individuos jóvenes y adultos, la Fundación Cóndor Andino ha implementado dispositivos de rastreo satelital en cinco ejemplares de águila andina. Esta tecnología permite seguir en tiempo casi real sus desplazamientos, revelando información clave sobre territorios, áreas de caza y amenazas potenciales.   Los primeros resultados indican que los juveniles recorren grandes distancias en busca de un territorio propio, enfrentando riesgos como la electrocución, la cacería y la escasez de presas. Los adultos, en cambio, mantienen zonas fijas alrededor de sus nidos, con un rango territorial estimado en 3 km.   Estos datos permiten identificar zonas prioritarias para la conservación y promover acciones para reducir amenazas, en coordinación con comunidades locales, gobiernos y organizaciones ambientales. Foto: Jaime Culebras / FCAE Comunidades, cultura y conservación El trabajo de la Fundación Cóndor Andino Ecuador (FCAE) no se limita al ámbito científico. También impulsa procesos comunitarios y educomunicativos que fortalecen la relación entre las personas y el águila andina. Gracias al apoyo de instituciones como el Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF, por su sigla en inglés) y la Fundación Futuro Latinoamericano, se capacita a comunidades rurales sobre la importancia ecológica de esta especie, se promueve el manejo adecuado de aves de corral, y se rescatan nombres tradicionales como “urcuanga” o “cachoanga”, que expresan el vínculo cultural con el águila a través de materiales y actividades de sensibilización ambiental.   La elaboración de un Plan de Conservación para la protección del águila andina en el sur del Ecuador —dentro del Corredor de Conectividad Sangay–Podocarpus—, junto con el hallazgo de nuevos nidos y el uso de rastreadores satelitales, representan hitos clave en la ciencia y la conservación. Cada dato obtenido y cada comunidad que se suma, fortalecen el camino hacia un futuro en el que el águila andina continúe volando libre sobre los bosques de los Andes. Estos avances no solo abren un horizonte de esperanza, sino que sientan las bases para un Plan de Acción de Conservación Regional, fundamental para asegurar la supervivencia de esta especie emblemática y de los ecosistemas que la sostienen.   La FCAE reafirma su compromiso con la conservación del águila andina. Gracias al respaldo de aliados como el CEPF y la Fundación Futuro Latinoamericano, continuará trabajando por la protección de esta especie clave para la salud de los ecosistemas y el bienestar de las generaciones futuras.   Tanto en Ecuador como en Colombia, las acciones de conservación en favor del águila real de montaña, lideradas por la Fundación Cóndor Andino (Ecuador) y la Asociación Calidris (Colombia), junto con otras organizaciones locales, son apoyadas por CEPF con el fin de integrar el trabajo con socios #CEPF a nivel del Corredor y a nivel regional, con el aporte de organizaciones de #Perú, #Bolivia y #Ecuador, así como de grupos locales a lo largo del territorio.   Para más información:   Carolina Jiménez Sub-directora de comunicación FCAE cjimenez@fundacioncondor.org

Nuestra fauna descubierta por el ojo de una cámara trampa

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¿Me has visto en películas o documentales? ¿Reconoces mi cara rechoncha y con antifaz? … y ¿Qué dices de mi colita anillada? ¿Sabías que también estoy en Latinoamérica? ¡Aquí te lo cuento! Foto y video: Asociación Calidris Soy una mapache cangrejera, también me conocen como Procyon cancrivorus. Estoy desde el Sur de Costa Rica hasta el Norte de Argentina. Me encuentro en bosques húmedos y secos asociados a cuerpos de aguas como ríos, arroyos, lagunas o manglares. También soy nocturna, así que podrás buscarme en la noche.   En este momento, tengo dos crías que pronto se independizarán de mí. Por ahora, las cuido y vamos en busca de alimento. ¿Sabes cuál es nuestra comida favorita? ¡Son los cangrejos! Es por eso que nos gusta estar en sitios asociados al agua.   Lastimosamente, estoy En Peligro en el Valle del Cauca por la degradación mis hábitats. Por esto es importante que me conserven. Al ser omnívora, mi dieta se compone de material animal y vegetal. Como crustáceos, insectos, anfibios, reptiles, peces y frutos. Además, tengo un papel clave en la cadena trófica porque regulo las poblaciones de mis presas y mantengo el equilibrio ecosistémico.   En estas fotos y estos vídeos que te compartimos, me encuentro en una finca llamada Villa Luz, ubicada en el norte del Valle del Cauca, en el municipio de Bolívar, en la vereda Cabuyal (Valle del Cauca). Hace unos días, me observaron en una cámara trampa que pusieron unos biólogos para hacer una caracterización biológica. https://calidris.org.co/wp-content/uploads/2025/07/Procyon-cancrivorus-1.mp4Esta finca está en proceso de ser declarada como una Reserva Natural de la Sociedad Civil, lo que ha sido posible gracias al proyecto de conservación “Hábitats saludables para las Reinitas en los Andes de Colombia III”. Espero que conservar esta área, me ayude a mí, a mis crías y a otras de mi especie a tener un hogar donde vivir. Aún quedan muchas oportunidades para que me investiguen, porque todavía no conocen mucho sobre mí. Pero proyectos como este, no solo aportan a la conservación de las aves, sino también a la protección de mi especie y de muchas otras más. ¡Por las aves, con la gente! Esta caracterización biológica de mamíferos estuvo a cargo de Alejandra Perea. Para más información: Diana RamírezInvestigadoraAsociación Calidrisdramirez@calidris.org.co Alejandra Perea VásquezConsultora en Mastozoologíaalejapereavasquez@gmail.com

¡Soy la Guacamaya Cariseca, la reina verde de los cielos de Cali!

Mi plumaje verde esmeralda brilla bajo el sol, mis toques de realeza se ven en el azul que adorna mi cabeza, y el discreto collar castaño que luzco en mi cuello, me da un aire muy elegante. Luis Fernando Castillo / Asociación Calidris Soy la guacamaya que ha convertido los cielos de Cali en mi escenario personal. Aunque no me distingo entre machos y hembras (somos igual de hermosos), me reconocerás por mi cara blanca sin plumas y las plumas azules bajo mis alas.    Aunque nos llamen Ara severus (que suena un poco amenazante), somos bastante pacíficas. Lo único que nos enoja es ver cómo desaparecen los árboles donde hacemos nuestros nidos. Entre marzo y mayo, cuando llega la temporada de cría, buscamos cuidadosamente cavidades en palmas o árboles muertos para preparar el hogar donde pondremos nuestros 2-3 huevos. Luis Fernando Castilo / Asociación Calidris Luis Fernando Castilllo / Asociación Calidris Cada mañana, cuando los primeros rayos de sol iluminan la ciudad, mis amigas y yo desplegamos nuestras alas para comenzar el día con un espectáculo aéreo y en busca de alimento. Lo que más disfrutamos son las semillas crujientes de la ceiba amarilla y el dulce néctar de las flores de Erythrina ¡mi debilidad!.   Si madrugas, podrás verme haciendo acrobacias aéreas sobre los árboles de Cali, especialmente cerca de ríos y zonas verdes. Al mediodía, cuando hace calor, me gusta descansar en las palmas más altas.   Cali no sería la misma sin nosotras  ¡Somos parte fundamental de su ecosistema y de su identidad! Cada graznido que escuchas al mirar al cielo, cada destello verde que cruza veloz entre los edificios, es un recordatorio de que esta ciudad también es nuestra casa. La próxima vez que mires arriba, quizás seas testigo de nuestras piruetas aéreas o de nuestras conversaciones entre los árboles.    ¡Por las aves, con la gente!   Para más información: Luis Carlos Mora Medina Biólogo MSc.Asociación Calidrislcmora@calidris.org.co

¡Hola, soy la Ninfa Coronada y en Cali me encontrás, ve!

Luis Carlos Mora / Asociación Calidris

¡Soy la Thalurania colombica, pero me dicen la Ninfa Coronada… y no es por puro capricho! Luis Carlos Mora / Asociación Calidris ¡Mirá nada más esta corona violeta y verde que llevo con orgullo! Soy la reina de los colibríes y mi traje de gala brilla bajo el sol como joyas al viento.   Los machos somos todo un espectáculo: violeta intenso en el pecho, espalda verde esmeralda y una cola que parece cortada con tijeras de diseñador. Las hembras, más discretas, pero igual de elegantes, visten de verde bosque con el pecho gris suave.    Aquí en Cali, Ciudad de las Aves, soy una de las estrellas. Me encanta el néctar de las flores más exquisitas: heliconias, bromelias y hasta los jardines secretos de café y cacao. Pero no solo soy una gourmet… ¡también cazo insectos al vuelo como una cazadora ninja!    ¿Sabés cómo conquisto a mi pareja? Defiendo mis flores favoritas como un caballero medieval. «Este néctar es mío… pero si eres especial, tal vez te lo comparto».  Y cuando llega el amor, construyo un nido tan delicado que parece hecho de sueños: musgo, telarañas y líquenes, todo en una tacita perfecta escondida bajo las hojas.    Me podés observar desde Guatemala hasta Perú, pero en Colombia, ¡soy una reina!  Aunque soy común, mi mundo se reduce con cada árbol que desaparece.   Cali no solo es salsa y rumba… ¡es el paraíso de las aves!  Y yo, la Ninfa Coronada, soy una de sus joyas aladas. ¿Querés ayudarme a cuidar mi hogar? Porque cuando protegés la naturaleza, me protegés a mí… y a todas las maravillas que vuelan junto a mí.   ¡Por las aves, con la gente!   Para más información:   Luis Carlos Mora Medina Biólogo MSc.Asociación Calidrislcmora@calidris.org.co

¿Sabes quién soy? El Compás te cuenta su historia

Asociación Calidris / Luis Carlos Mora

Mi nombre científico es Semnornis ramphastinus, pero todos me conocen como Compás. Asociación Calidris / Luis Carlos Mora Soy un ave única, llena de colores vibrantes, y aunque no soy un tucán ¡mi pico también es bastante llamativo! Vivo en los bosques húmedos de los Andes occidentales de Colombia y Ecuador, entre los 1000 y 2400 metros de altura. Me encanta pasar el día explorando en busca de mi comida favorita: frutas jugosas e insectos como termitas y escarabajos. A veces, sostengo las flores con mis patas para beber su néctar ¡todo un truco de equilibrio! y ¡Soy un experto en aplastar frutos con mi pico para sacarles el jugo!    Vivo en grupos pequeños, usualmente con mi pareja y algunos de mis polluelos de años anteriores. Somos muy unidos y trabajamos en equipo: juntos excavamos nidos en troncos muertos y cuidamos a los más pequeños ¡Incluso mis hijos mayores me ayudan a alimentar a sus hermanitos!  Asociación Calidris / Luis Carlos Mora Si me buscas entre febrero y mayo, quizás me encuentres construyendo mi nido o cuidando a mis polluelos. Pero no te acerques demasiado ¡somos muy territoriales y defenderemos nuestro hogar con fuertes vocalizaciones y coros en dúo!    Pero la vida no es fácil. Nuestro hogar está amenazado por la deforestación, y además, tengo que cuidarme de depredadores como algunos tucanes, mono capuchino y ardillas, que a veces se come mis huevos o polluelos.    Aunque soy un ave casi amenazada, aún hay esperanza. Reservas Naturales como la del río Ñambi y La Planada en Colombia nos protegen, pero necesitamos más aliados. Si vienes a los Andes colombianos, mira hacia los árboles y escucha mi canto. Quizás me veas revoloteando, disfrutando de la vida en este paraíso natural.    Para más información: Luis Carlos Mora MedinaBiólogo MSc.Asociación Calidrislcmora@calidris.org.co

Navidad con Alas: conteo navideño de aves en la cordillera Occidental

El pasado 19 de diciembre 37 personas participamos en el conteo navideño de aves de la cordillera Occidental. Pero, ¿Por qué contar aves y por qué en navidad? Foto: Asociación Calidris Hace más de 100 años era tradición salir a cazar aves durante esta temporada. Afortunadamente, el ornitólogo Frank Champan tuvo una gran preocupación por el futuro de estas especies y propuso una alternativa: salir a contarlas, dando origen al conteo navideño de aves (Christmas Bird Count).   Esta iniciativa fue muy bien recibida, y sigue llevándose a cabo en todo America entre el 14 de diciembre y el 5 de enero. Durante este tiempo, organizaciones y voluntarios se unen para salir a contar aves en diversos lugares que van desde la costa hasta los bosques de alta montaña. El conteo se realiza contando aves en un círculo de 24 km de diámetro. En la cordillera Occidental este círculo abarca 8 localidades en el bosque subandino del Área Clave para la Biodiversidad (KBA) Bosque de San Antonio, Km 18, Chicoral y Dapa. Todas las localidades se visitan en un solo día, con el objetivo de detectar visual y auditivo la mayor cantidad posible de especies. Foto: Asociación Río Cali Foto: Asociación Río Cali Estos conteos proporcionan información valiosa sobre las especies presentes y su abundancia, datos que apoyan en las estrategias de conservación de muchos sitios. Además, fomenta la participación de tod@s, convirtiéndose en una actividad de ciencia participativa en la que cada persona contribuye al proceso de recolección de datos.    Agradecemos al equipo técnico de la Asociación Calidris y la Asociacion Rio Cali – Colombia BirdFair, la Fundación Dapaviva junto a sus niñas, Hostal Debusale, Finca Lomalinda, La Minga Ecolodge, la Sociedad Vallecaucana de Ornitología – Dacnis, Bosque de Niebla Birding and Nature y al Club de Observadores de Aves Gallito de Roca y tod@s los observadores voluntarios que nos acompañaron a esta cita con las aves.   A continuación les invitamos a conocer algunos importantes resultados obtenidos durante este conteo navideño de aves: Para más información: Dina Luz Estupiñán Investigadora Asociada Asociación Calidris dina.estupinan@calidris.org.co

El Torito Cabecirrojo te cuenta su historia

Mi nombre científico es (Eubucco bourcierii), pero puedes llamarme Torito Cabecirrojo. ¿Sabes qué significa mi nombre? Torito Cabecirrojo (Eubucco bourcierii). Foto: Asociación Calidris / Luis Carlos Mora Viene del griego eu (hermoso) y del latín bucco (barbudo), así que básicamente soy un «barbudo hermoso»🐦. ¡Y con esta cabecita roja, no me queda duda, aunque si soy hembra, llevo tonos más discretos en verde y amarillo!! 😎   Me encanta vivir en los bosques húmedos de montaña, especialmente en los Andes colombianos. Si madrugas y caminas por los bordes de los bosques, cerca de Cali, quizás me veas revoloteando entre los árboles. Me encanta recorrer los árboles en busca de mi comida favorita: frutas jugosas y pequeños insectos como saltamontes, escarabajos y hasta arañas. ¡Soy un acróbata del follaje! Revoloteo entre las ramas y hasta busco bichitos escondidos entre hojas secas. 🍃A veces voy solo, pero otras veces me junto con mis amigos en grupos de hasta 8 toritos. ¡Somos una banda divertida! 🎉 Torito Cabecirrojo (Eubucco bourcierii) Fotos: Asociación Calidris / Luis Carlos Mora Si me buscas entre marzo y julio, quizás me encuentres construyendo mi nido. Ambos, mi pareja y yo, excavamos un hoyo en un tronco viejo o usamos uno que dejaron los carpinteros. Allí ponemos de 2 a 5 huevos, y en unos 15 días ya tendremos polluelos. ¡Los alimentamos con insectos hasta que estén listos para volar! 🐣   Aunque por ahora no estoy en peligro de extinción, siempre es importante cuidar nuestros bosques para que siga habiendo lugares donde pueda vivir y revolotear feliz. 🌳   Así que, si vienes a Cali, y estes en la zona rural, abre los ojos y para oreja… quizás te sorprenda con mi canto y mi colorido plumaje. 🕊️   Para más información: Luis Carlos Mora MedinaBiólogo MSc.Asociación Calidrislcmora@calidris.org.co

A ritmo de marea contamos las aves playeras del Pacífico colombiano

¿Cómo saber cuántas aves playeras frecuentan el Pacífico colombiano? ¿Hay menos ahora? Esta es la historia de cómo contamos a esas incansables viajeras que ocupan las orillas del mar y de los humedales en esta región mágica. Egretta thula. Foto: Asociación Calidris / Fernando Castillo. La costa pacífica de Colombia, ubicada en el corazón del Chocó biogeográfico, es uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta. Paradójicamente, su escaso desarrollo en infraestructura vial y urbana ha permitido que los manglares más altos y frondosos sobrevivan, acompañando el vaivén de la marea como silenciosos guardianes.   En medio de estos paisajes realizamos los conteos de estas aves que ocupan las orillas o playas de los humedales, de ahí viene el nombre de aves playeras aves playeras. Prepararse para adentrarse en estos entornos no es tarea fácil. Llegar a rincones remotos, ya sea por vía aérea o marítima, implica planificar hasta el último detalle. Lo que no llevemos será difícil de conseguir.   Nuestros planes siempre incluyen pedir posada a las familias locales y abastecernos en ciudades como Buenaventura, Cali o Guapi. Es vital coordinar el transporte, asegurar la disponibilidad de combustible y, por supuesto, conocer los horarios de marea. En el Pacífico colombiano, la marea puede subir hasta cuatro metros, transformando radicalmente el paisaje y nuestras posibilidades de acceso.   Como buenos biólogos y ornitólogos, no olvidamos nuestros equipos ópticos, bitácoras de campo, rapidógrafos o lápices, GPS, ropa para el sol y la lluvia, agua, medicamentos personales e insumos de primeros auxilios. Todo cuidadosamente empacado en bolsas plásticas y cajas secas para evitar que se mojen en la lancha. Fotos: Asociación Calidris Una vez todo está todo planeado, empacado y acordado, emprendemos el viaje. Llegamos un día antes de empezar las jornadas, para alcanzar a desempacar, adaptarnos y estar listos al amanecer. Desde Cali tomamos un avión con destino al municipio de Guapi (viaje corto) o un carro hasta Buenaventura, y de allí una embarcación que nos lleva entre manglares, esteros o mar abierto hasta nuestro destino final en costa del departamento de Nariño (viaje largo).   Al día siguiente, antes de que el sol asome, comenzamos los conteos. Cuando la marea está alta, las aves se agrupan a descansar en pequeñas porciones de playa, creando un espectáculo de cientos, a veces miles, de individuos. Al bajar la marea, se dispersan por los lodos, buscando alimento.   La marea determina nuestros pasos tanto como los de las aves. Si queremos registrarlas agrupadas en sus sitios de descanso, salimos con marea alta. Pero si el objetivo es observarlas alimentándose, como en el Proyecto de Aves Playeras Migratorias, esperamos que la marea esté bajando o subiendo. En ocasiones, si la marea está demasiado baja, las aves se alejan tanto que apenas podemos verlas, o simplemente no podemos navegar por los esteros. Bandada mixta. Foto: Asociación Calidris / Fernando Castillo El calor también juega un papel importante. Con temperaturas que superan los 30 grados, la mejor hora para trabajar es temprano en la mañana. A pesar de los años de experiencia, madrugar sigue siendo un reto para algunos de nosotros.   Ya en el sitio, organizamos el equipo y montamos un toldo para protegernos del sol. Los conteos se hacen en pareja: uno observa con el telescopio o binoculares, mientras el otro anota.  La técnica de conteo es sencilla pero precisa: usamos el telescopio o los binoculares como un campo cerrado de visión y dictamos la especie y el número de individuos. “23 Calidris mauri, 7 Calidris pusilla, 2 Numenius phaeopus…” Así, durante minutos que a veces se sienten eternos bajo el sol.   Para las especies más abundantes usamos contadores manuales. Es curioso cómo el ojo identifica el ave y el dedo pulsa el contador casi sin pensar, mientras seguimos dictando otras especies. Foto: Asociación Calidris Foto: Asociación Calidris En medio del trabajo, hay tiempo para pequeños placeres: un sorbo de café y un pan mantequilla de la Panadería Las Cuero, de Guapi. A eso de las 8 am, el desayuno es sagrado. Las delicias preparadas por las mujeres del Pacífico son una fiesta para el alma: “tapao de pescado”, arroz con coco, huevo revuelto…    Este momento ocurre en algún recodo del estuario, mecidos por el movimiento de la lancha al ritmo de las olas y el viento, lejos del manglar para evitar que nos molesten los insectos más incomodos, los jejenes. A lo lejos, el canto de las aves y las voces de pescadores y piagueras acompañan nuestra pausa.   Al final del día, regresamos al pueblo. Un almuerzo con mariscos frescos y arroz con coco, aliñados con productos de las azoteas nos espera. Luego limpiamos los equipos, eliminamos el salitre con agua dulce y revisamos los datos. Consultamos guías de campo, compartimos fotos con colegas y, a veces, mapeamos nuestras rutas con GPS, maravillándonos de todo lo recorrido. Entonces caemos en cuenta del porqué, el cansancio y la sensación de seguir embarcados se mantiene.  Cada jornada es similar en rutina, pero nunca en resultados. Tres o cuatro días embarcados, bajo el sol o la lluvia, conscientes de los afortunados que somos de estar ahí, compartiendo historias y paisajes que cambian cada seis horas. Así, ya son cerca de 13 años repitiendo 2 ó 3 veces al año, estas mismas salidas.    Entonces llega el momento de regresar a casa. Por lo general, hay más calma en el mar y en nosotros mismos. La satisfacción es inmensa, aunque no siempre sepamos exactamente por qué. Quizá por completar las jornadas sin contratiempos, por la buena compañía o por el simple hecho de haber estado allí.   Contentos porque los datos que recogimos son útiles y han permitido a lo largo de estos años entender cómo va nuestra costa Pacífica, cuál es nuestra responsabilidad en su cuidado y con el compromiso renovado de poner todo nuestro interés, capacidades y conocimientos en su cuidado.      Escrito por: Diana Eusse Investigadora asociada Asociación Calidris deusse@calidris.org.co

Los frutos del Monitoreo participativo de la reinita de Canadá

Queremos contarles que este año, hemos estado trabajando por la conservación de dos aves migratorias, la Reinita de Canadá (Cardellina canadensis) y la Reinita Cerúlea (Setophaga cerulea) en la cordillera Occidental del Valle del Cauca, gracias al apoyo financiero del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. San Isidro, Bolívar – Valle del Cauca. Asociación Calidris / Diana Ramírez Bolívar, Valle del Cauca. Desde el 2021, iniciamos con el objetivo de fortalecer las capacidades de las personas de Reservas Naturales de la Sociedad Civil, para la toma de decisiones a favor de la biodiversidad y la protección de los recursos naturales. Aunque han sucedido cambios y adversidades, el grupo ha continuado creciendo y rindiendo frutos. En Bolívar, hemos visto cómo en las personas que hacen parte del grupo de monitoreo participativo, ha crecido el interés y la motivación por querer conservar estas especies.   En algunas ocasiones han continuado el proceso por su cuenta, lo cual nos llena de orgullo y satisfacción. Actualmente nos apoyan con la investigación de la densidad poblacional de las Reinitas y nos hemos dado cuenta que los conocimientos que albergan, les han permitido seguir creciendo como grupo de monitoreo comunitario y de manera individual. Monitoreo participativo en Bolívar, Valle del Cauca. Asociación Calidris / Valentina Hinojosa Bolívar, Valle del Cauca. Asociación Calidris / Gabriel Jaramillo En los recorridos, nos hemos encontrado con la Reinita de Canadá, una de nuestras especies de interés, la cual hemos estado buscando desde septiembre de este año. Nuestra felicidad se ha duplicado al tener la oportunidad de apreciar la emoción que inunda a las personas cuando la logran identificar y observar. También, al compartirles el conocimiento sobre otras especies que nos topamos en el camino, como el Carpinterito punteado (Picumnus granadensis), un ave endémica, es satisfactorio ver cómo se asombran de poder observarlas y que estén presentes en su territorio.   En los próximos meses, estaremos continuando con los procesos del monitoreo participativo y la investigación de las Reinitas con el grupo local. Además, planemos publicar un protocolo de monitoreo que contiene información del proceso y que tiene aportes confiables sobre la relación de las aves con los usos de la tierra (zonas agrícolas y pecuarias, así como parches de bosque) y cómo estos pueden favorecer la toma de decisiones a corto, mediano y largo plazo a favor de la conservación de la avifauna.   Para más información: Diana Ramírez Investigadora Asociada  Asociación Calidris dramirez@calidris.org.co

Crónica de un nuevo registro en la bocana de Iscuandé, Nariño 

Cada salida a ver aves está acompañada de la expectativa sobre lo que vamos a encontrar. ¿Veremos hoy un ave que no hemos visto hasta ahora? ¿Descubriremos algún comportamiento que sea nuevo para nosotros? ¿Qué tal un momento de cortejo o reproducción? Y por qué no ¡un nido con huevos o polluelos! Iscuandé, Nariño. El pasado mes de julio, un equipo de la Asociación Calidris, realizó una jornada de observación de aves en el bajo Quiñonez en el Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador (Iscuandé, Nariño). Donde muy temprano en la mañana, vimos, entre un grupo de diferentes aves playeras, un chorlito más blanco que lo normal. Nos concentramos en fotografiarlo. Observamos su comportamiento entre las otras aves, tratando de no perder ningún detalle. No había duda, era un ave diferente.  Chorlito silbador (Charadrius melodus) / Asociación Calidris – Dina Estupiñán Durante la observación, este chorlito exhibió un comportamiento tranquilo, descansando y acicalando su plumaje en la arena, mientras esperaba que bajara la marea para buscar alimento. Sin embargo, de repente, su tranquilidad se vio interrumpida por otras aves de otras especies que lo picotearon y lo hacían a desplazarse constantemente de un sitio a otro.    Una vez en casa, con nuestras guías de campo y consultando a otros observadores amigos, y junto con las fotografías que logramos obtener, pudimos estar seguros de la identidad de esta especie: un Chorlito silbador o Charadrius melodus.    Este registro es el segundo para la especie en Colombia. El primero se llevó a cabo el 11 de septiembre de 2023 en Boca de Camarones, en el Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos, en el departamento de La Guajira. Es importante mencionar, que, la distribución de migración del Chorlito silbador abarca la costa de México, América Central y el Caribe, por lo que encontrarlo en la costa del Pacifico colombiano es singular.    Nuestro registro se logró durante el Conteo de Aves Playeras Migratorias, realizado en la bocana del río Iscuandé, un lugar de importancia para la conservación, que forma parte de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP). Nuestro equipo de observación estuvo conformado por biólogos de la Asociación Calidris y habitantes de la vereda Juanchillo, una de las comunidades del CC Esfuerzo Pescador.   Equipo del Conteo de Aves Playeras Migratorias, realizado en la bocana del río Iscuandé, Nariño. Cada nuevo registro representa información muy valiosa sobre el estado de los ecosistemas y sobre la importancia de nuestro territorio para las aves. Poder hacer seguimiento, y mantener los datos constantemente actualizados, nos permite gestionar decisiones y procesos en favor de la conservación de estas especies.    Si quieres más detalles y fotografías sobre el registro del Chorlito silbador, puedes visitar el siguiente enlace: https://ebird.org/checklist/S190363882       Para mayor información:  Giovanni Cárdenas  Investigador Asociado  Asociación Calidris  gcardenas@calidris.org.co