Descubriendo las aves de Cali desde mi ventana

Desde que empecé como fotógrafo macro y de naturaleza, en el año 2010, siempre supe que en algún momento tendría que encontrarme con la fotografía de aves. Dediqué todos estos años a la fotografía macro de insectos y orquídeas, pero sabía que tarde o temprano tendría que encontrarme con las aves.

 

La oportunidad se presentó justo cuando termino el confinamiento por la pandemia de COVID-19. En ese momento y por la necesidad de estar aislados, tuve que valerme de trucos para atraer a los insectos al jardín exterior de mi casa, ya que no podía salir a buscarlos. 

Plantamos Lantanas, Verbenas (Familia Verbenaceas) Coleos o Gitanas (género Solenostemon, Familia Lamiaceae), También habia ya un Guayacán rosado (Tabebuia rosea Familia Bignoniaceae) un Aguacate (Persea americana, Familia Laureaceae) y un arbusto de Coca (Erythroxylum coca, familia Erythroxylaceae). Esa magnifica experiencia me demostró que la diversidad y riqueza de seres vivos en entornos urbanos es mucho más grande de lo que uno cree, y que no es difícil proveerles recursos para atraerlos y volverlos visitantes cotidianos de nuestro entorno.

Foto: Lantanas. Asociación Calidris
Azulejo común (Thraupis episcopus)

Empezamos a ver una pareja de turpiales amarillos o Icterus nigrogularis que pasaban por el jardín buscando alimento. Nos dimos a la tarea de buscar la forma de atraerlas, ya que de tiempo atrás era frecuente como en casi toda la ciudad, ver la tortolita común Columbina talpacoti y la torcaza nagüiblanca Zenaida auriculata, la mirla ollera Turdus ignobilis, y ocasionalmente unos azulejos comunes Thraupis episcopus. Teníamos también plantas de Lantanas o Stachytarpheta cayennensis la cual era muy atractiva para los colibríes, por lo que era muy común ver el amazilia coliazul Saucerottia saucerottei y el amazilia colirrufo Amazilia tzacatl alimentándose de ella.

Decidimos entonces construir un comedero con las ramas de un árbol que podaron en un parque cerca de la casa. No queríamos nada hecho con materiales artificiales, a excepción de un bebedero para colibríes, que fue necesario instalar por la pérdida de algunas flores debido a la presencia de escarabajos que devoraron muchas flores en el jardín. Luego de suministrarles banano, plátano bien maduro, y papaya, el número de visitantes fue aumentando día tras día, semana tras semana a medida que avanzaba el año.

Todas las fotografías de la nota fueron tomadas por Francisco López Machado

En nuestro caso en particular, logramos registrar 31 especies diferentes. Pueda que en otras zonas de la ciudad este número sea mayor, por ejemplo, en las zonas de Pance, las laderas del Cerro de las 3 Cruces o Cristo Rey, y que en otras zonas el número sea mucho menor. Pero vale la pena darnos la oportunidad de disfrutar de estos maravillosos seres emplumados.

 

Uno de los grandes aprendizajes que nos dejó esta experiencia de un año, fue darnos cuenta de que, para disfrutar de las aves de nuestra ciudad, no es necesario hacer un esfuerzo muy grande. Basta con brindarles los espacios necesarios, así sean pequeños, brindarles agua, una alimentación adecuada, y mantener las mascotas a una prudente distancia, para poder disfrutar de su compañía. Invitamos a todos los que quieran disfrutar de las aves de Santiago de Cali, que repitan esta experiencia. No se van a arrepentir, y de paso, estaremos fomentando el conocimiento, disfrute y protección de nuestras bellas aves.

 

Puedes leer el artículo completo y consultar el listado de aves que visitaron este jardín. Clic aquí

 

Por: Francisco López Machado

Biólogo y fotógrafo de la naturaleza

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